La fe mueve montañas, dicen, y el Alaior escenificó este domingo esa afirmación para rescatar con todo merecimiento un punto frente al Mallorca B en un partido donde los locales volvieron a evidenciar que con la convicción y creencia en su trabajo difícilmente van a ser superados. La visita de uno de los gallitos siempre es sinónimo de dificultad, de estar a un nivel por encima para nivelar la teórica superioridad técnica del adversario y el conjunto de José Ángel Moyano entendió esa premisa que suponía el duelo. Se puso por delante y supo encajar los golpes del filial, sobre todo el 1-2 nada más salir de vestuarios y la pérdida de Ramón por lesión.
En el cuarto de hora final, el Alaior empujó acompañado por un notable físico y espoleado por Los Pinos ante el bloque de Gustavo Siviero que se sintió seguro y ganador con la posesión del balón, craso error al infravalorar la apuesta local que cargó de forma directa para encontrar el premio en ese balón recogido por Raúl Pons que mandó a la red del menorquín Álex Quevedo. Un puntazo de oro ganado a pulso.
El partido tuvo el recorrido previsto, con el Mallorca en poder del cuero y el Alaior bien plantado, ordenado y presionando para robar y salir con espacios. Los de Moyano reforzaron su puesta en escena con el 1-0 tras una falta que Ramón mandó al palo ante la mirada de Quevedo y el balón acabó en la red tras tocar en Biel y Quintanilla. El tempranero gol no alteró el guión en el primer tiempo, el Mallorca mandó y buscó las bandas para firmar la igualad en un saque de esquina donde Salas remató solo. El tanto no hizo mella en el Alaior que se asomó otra vez con un tiro de Nil rechazado por Quevedo. Al filo del descanso, Horrach rondó el 1-2 con un tiro cerca del palo.
El inicio del segundo tiempo no pudo ser peor para el Alaior que encajó el 1-2 a los 48 segundos tras un pase en profundidad que Julián definió con acierto ante José Luis. Además, Moyano perdió a Ramón y el equipo acusó el doble golpe. Un trallazo lejano de Moya obligó a intervenir con acierto a José Luis (53') pero a partir del cuarto de hora, los alaiorenses volvieron a entrar en el partido. El técnico vasco metió a Elliot primero y después a Raúl Filgueira e Isaac Barro para buscar el empate, porque esa mínima desventaja dictaminaba que todo era posible. El once rojillo apostó por el control del esférico, buscó la aproximación pero el Alaior no permitió más alegrías. En la recta final, Jordi Lázaro remató fuera, después un defensa se cruzó ante el propio Lázaro evitando el remate y al final, en otro envío a la caldera, Ángel persiguió el cuero que le cayó a Raúl Pons quien cruzó lejos de Quevedo para desatar la alegría en unos y el desconsuelo en otros, eso sí, de forma justa.
El apunte
«Creo que es un empate merecido»
José Ángel Moyano, feliz por el empate, hablaba de que «el punto nos sabe a gloria, por el minuto en que ha llegado y por el rival de gran calidad técnica. Teníamos que ser el Alaior, un equipo que puede jugar en determinados momentos y que tiene corazón, intensidad y derroche físico. Ha sido el punto de la fe y creer que podemos hacer las cosas bien, merecido porque ambos hemos tenido mismas ocasiones y al final el equipo ha empujado y ha tenido un poco más el balón. Hemos creído en nosotros y sabemos que somos un equipo difícil y competitivo». Reconoció que el 1-2 hizo daño «pero lo que tiene este grupo es que cualquiera que salga desde el banquillo lo puede hacer igual que los que están».