La selección española revivió ante Japón en la Copa del Mundo de Qatar uno de sus fantasmas futbolísticos más recientes, el de aquel esférico servido por Joaquín a la cabeza de Morientes ante la República de Corea que nunca llegó a salir por la línea de fondo. 'La Roja' caminó de nuevo por una delgada línea entre el éxito y el fracaso y se complicó la vida en un duelo que tenía controlado y al que los japoneses dieron la vuelta en dos acciones consecutivas, la segunda de ellas muy similar a aquel episodio en los cuartos de final del Mundial del 2002.
En ambos casos el destino salió cruz para el combinado español pero en esta ocasión el castigo fue menor ya que España, pese a verse relegada al segundo puesto del grupo tras su derrota, sigue al menos teniendo opciones en el torneo. Veinte años atrás esa red salvadora no existió. En un enfrenamiento que se fue complicando, en parte porque el colegiado Gamal al Ghandour había anulado previamente con polémica un gol a Iván Helguera, los hombres de José Antonio Camacho se vieron obligados a recurrir a la prórroga.
Y en el arranque de ese tiempo extra de nuevo el árbitro sería protagonista al considerar que Joaquín había enviado desde fuera del campo un centro para Morientes que acabaría en las mallas. Las repeticiones demostraron el error con una diferencia, que por entonces no existía el sistema de videoarbitraje.
El fútbol ha avanzado en este sentido pero aún así la duda sigue teniendo su espacio. Tanto es así que la jugada que desembocó en el 2-1 de Tanaka, similar en la foto a aquella de Joaquín, debió ser revisada con detalle antes de darse por buena. De esta manera España visualizó de nuevo un episodio traumático que, espera, no sea mal augurio en el futuro.