Desde el 1986 que la selección de fútbol de Argentina no lograba hacerse con el cetro mundial y ayer en Catar, Leo Messi y compañía lo han logrado, en una final antológica y que tuvo paralizada también a toda la Isla.
Y es que las calles y plazas menorquinas, durante las casi tres horas de partido, presentaban un aspecto casi desértico, con muchísima gente siguiendo la gran final entre franceses y argentinos desde casa, junto a amigos o desde algún bar.
Fue el caso este una vez más y como ya ocurriera en la semifinal de la hinchada argentina residente en Menorca, que se citó, entre otros lugares, en el Bar Oar de Ciutadella o en el Asador Aeroclub o Bar Menorca de la zona de levante.
Camisetas de la albiceleste, tambores, trompetas, la bandera del país y pelucas al más estilo Maradona, el particular escenario que han mostrado este domingo entre gritos, abrazos y lágrimas, algunas de las ‘sedes' argentinas en la Isla.