La medalla de bronce conseguida por Sergio Llull en Río 2016 como integrante de la selección masculina de baloncesto supone el segundo metal que se cuelga el base mahonés en la gran cita del deporte planetario, después de la plata conquistada cuatro años atrás en Londres (en ambas citas, Estados Unidos ejerció de verdugo, en final y 'semis' respectivamente).
Llull, único de los siete menorquines olímpicos de la historia que ha logrado presea, con el registro de Río no solo persiste en tal condición, sino que incrementa la misma hasta los dos metales, abriendo una brecha que, salvo sorpresa en el decenio que deviene, le postergará durante lustros como el atleta insular más prolífico en los Juegos. Además de por el doble metal, por la efectividad que acredita; dos presencias olímpicas, y otras tantas medallas para el jugador del Real Madrid forjado en la cantera de La Salle Mahón.
En una panorámica global con la selección, el bronce en Brasil supone la sexta medalla que se embolsa Llull con la absoluta, cuyo debut se produjo del mejor modo, con el oro en el Europeo de Polonia en 2009. En Lituania 2011 y París 2015, el mahonés repitió el máximo cetro continental, alzándose con el bronce en Eslovenia 2013 –donde ofreció una actuación notable ante Croacia para sellar la medalla. La plata en los JJOO de Londres 2012 y el reciente bronce en Río completan el particular 'sextete' de metales del 'Increíble Llull' con España.