Regresa el Menorca esta tarde al escenario del crimen, justo aquel lugar en el que hace poco más de un mes recibió un disparo certero de su rival que le llevó a emprender un declive impensable que en un visto y no visto le apartó de la lucha por el título y el ascenso directo. Melilla, de momento, no está en la relación de ciudades que guardan un grato recuerdo para el club y la afición menorquinas como lo puede ser León, Tarragona, Los Barrios... sino más bien todo lo contrario.
El calendario de la Liga lleva otra vez al equipo de Paco Olmos al feudo del colíder, y hoy por hoy, el segundo máximo candidato al ascenso a la ACB puesto que tiene el factor pista virtualmente asegurado para el play off, si es que no lograr arrebatar la primera plaza al CAI Zaragoza. Es el mismo Melilla que le ganó la Copa al Menorca el 31 de enero, y también aquel equipo que fue claramente superado en la primera vuelta, en Maó.
Pero poco o nada van a tener que ver aquellos dos partidos con el que ambos equipos van a jugar esta misma tarde. Llega el Menorca maltrecho, descabezado por la ausencia de su director de orquesta en la cancha, Diego Ciorciari, lesionado para un plazo no inferior a dos meses justo en el momento más delicado en el que se hallaba el equipo con dos únicas victorias en los últimos nueve partidos. Sin el argentino, está claro, todas las opciones se reducen a pesar de que habrá que comprobar cuál es la respuesta que ofrece Josep Maria Guzmán, también ex jugador del Melilla, hoy ya con los galones que le otorgan el mando, secundado por el jovencísimo Iván Llull, en quien confía Paco Olmos, como dijo el viernes en la previa. La opción de Michael Umeh en el puesto de '1' es otra de las que podríamos ver en cancha hoy mismo.
Guzmán tiene una oportunidad para reivindicarse, pese a que delante tendrá uno de los mejores bases de la Liga, Jorge Jiménez. Pero Gusi tiene carácter y es el momento de que lo saque a relucir para volver a ser aquel jugador que pasó por encima de Marinovic, Stefanov o Mendiburu hace dos años.
Con Ciorciari, la empresa de ganar en Melilla ya era harto complicada. Sin él, la dificultad todavía se incrementa un poco más por razones obvias y porque el cuadro norteafricano mantiene su cancha inexpugnable, ya que nadie ha sido capaz de asaltarla en lo que llevamos de Liga. Pero la responsabilidad no es sólo de Guzmán. Son todos los jugadores los que deben dar un plus de rendimiento para hacer algo grande esta tarde frente a Starosta, Huertas y compañía, o cuanto menos competir hasta el final. Caio Torres tiene una cuenta pendiente con su técnico al que no acaba de convencer, y hoy puede ser un buen día para reivindicarse ante su anterior equipo. Victor, Marc y Turner... también.
Un equipo lanzado desde la mejor defensa
A pesar de la sorprendente derrota que sufrió en Palencia hace tres jornadas, el Melilla es el equipo más regular de la Adecco LEB Oro, la liga que ha liderado durante casi toda su trayectoria, aunque ahora le supera el CAI por el average.
El equipo de Gonzalo García es sólido, dispone de la mejor defensa de la Liga, con diferencia, puesto que sólo encaja 68,1 puntos por partido, entre otras cosas gracias a la importancia de sus pívots, Starosta, posiblemente el mejor del campeonato con 10 puntos y 10 rebotes de media, secundado por Skjoldebrand, Nacho Romero y Coppenrath, tres hombres de peso.
Jorge Jiménez es uno de los mejores bases, de aquellos que saben detener y acelerar un partido, y Óscar González es su complemento ideal. Y por fuera, aún con la baja de uno de sus mejores tiradores, Juanma Ruiz, operado del pómulo el pasado jueves, es un equipo fiable. Héctor García lo demostró en la final de Copa, y el americano Jason Robinson, siempre da soluciones con sus 13 puntos por encuentro, junto a la regularidad de Rafa Huertas, un jugador con mucha casta.
El club siente que está en su gran año y la directiva ya no esconde que persigue el ascenso a la ACB en función de su experiencia y la trayectoria del equipo. El equipo ha ganado sus 13 partidos jugados en casa y al ViveMenorca la afición, que pese a todo no llega el Pabellón, le sigue teniendo ganas por la fuga de Paco Olmos y los tres jugadores, Victor, Caio y Ciorciari.