Dieciocho goles a favor y ninguno en contra en tres partidos como local. Este es el bagaje en la Liga del Barcelona, que ayer se dio, esta vez a costa del Atlético de Madrid, un nuevo festín en el Camp Nou (5-0), que volvió a vivir un nuevo 'hat-trick' de Leo Messi.
La estadística decía que no hay rival más propicio en los últimos años que el Atleti para los azulgranas en su estadio. Nada menos que 17 tantos marcados en las últimas cuatro visitas de los rojiblancos y solo tres goles encajados.
Parecía que esta vez sería distinto, que el renovado Atlético de Manzano llegaba por fin a esta cita en un buen momento y dispuesto a complicarle la vida al Barça. Pero los azulgranas lo convirtieron, con aparente facilidad, en el frágil equipo de los últimos tiempos.
El conjunto madrileño sencillamente no existió. El Barcelona le invitó a presenciar en primera fila su enésima exhibición y el Atlético aceptó la invitación resignado a su suerte.
Entregado desde el primer gol, incapaz de salir con el balón jugado y sin recurrir si quiera a un plus de agresividad, los rojiblancos se rindieron.