Mis declaraciones públicas en las que afirmaba que, si por mí fuera, no daría ni un euro al Menorca Bàsquet ni al Voley Ciutadella para sus equipos de primera, han levantado la lógica polvareda entre las directivas y aficionados de ambos clubes.
Unas declaraciones que nacen, sin embargo, desde la responsabilidad, el sentido común y desde el convencimiento de que es lo mejor, a mi entender, para los intereses de los menorquines. Soy de la opinión de que hoy no nos podemos permitir el lujo de financiar un equipo de ACB mientras se tienen dificultades para pagar los traslados de enfermos, o se están quitando clases de refuerzos en las escuelas. Algunos dirán que esto es demagogia. En absoluto es demagogia. El dinero es el que es. Si se pone en un sitio, se quita de otro. Todo lo que se gasta en una cosa se deja de gastar en otra.
El dinero público, que la exministra socialista Carmen Calvo decía que no era de nadie, sale de los impuestos que pagamos entre todos. Y ese dinero de todos se tiene que administrar buscando siempre el bien común y no el bien particular.
La forma de hacer política anterior, en la que las administraciones concedían a los clubes unas determinadas ayudas, que después no podían pagar, no se puede volver a repetir. No es de recibo que el Voley Ciutadella, por poner un ejemplo, todavía no haya cobrado las ayudas de las temporadas 2010-2011 ni 2011-2012, precisamente como consecuencia de esa política de querer quedar siempre bien, prometer lo que no se tiene y después, no poder pagarlo.
Los responsables de ambos clubes confunden la defensa de Menorca con la defensa de los intereses particulares de sus entidades. Son cuestiones totalmente distintas. Seguramente los intereses de los menorquines disten mucho de los intereses del Menorca Básquet o del Ciutadella Voley. Mi obligación es tener una visión de conjunto y no defender los intereses particulares de nadie.
Mi opinión contraria a financiar con dinero público un equipo de élite responde a una cuestión de principios. Desde mi modesta opinión, creo que en estos momentos el escaso dinero público se debe administrar con mucho mayor rigor y con un orden de prioridades muy bien definido. Y lógicamente, sigo pensando que financiar con dinero público un equipo en la ACB es, para Menorca, un lujo que, en estos momentos, no nos podemos permitir.
Quizás los responsables del Menorca Basquet piensen que tener un equipo en la ACB sea más prioritario que otras cosas. Yo, en cambio, opino que hay muchas prioridades a las que dar respuesta, antes que financiar un equipo en la ACB. Ambas opiniones son legítimas, por supuesto, pero pienso que mi opinión responde mejor al sentido común y al sentir mayoritario de los menorquines.
Mi opinión es que los equipos deportivos, actividades culturales, espectáculos, etc. tienen que intentar autofinanciarse. No se puede recurrir permanentemente a la administración para que ésta les saque las castañas del fuego. La cultura de la subvención ha tocado a su fin y parece que algunos todavía no se han enterado. Mis declaraciones, aunque dirigidas al Menorca Basquet o al Voley Ciutadella, no se circunscriben solo a ellos, sino que me refiero a cualquier entidad social, deportiva o cultural, así como a actividades que organizan los propios ayuntamientos. Es imprescindible buscar la autofinanciación pues el recurso al dinero público es hoy imposible.
No dudo, por otra parte, de que los directivos del Menorca Básquet sabrán encontrar patrocinio privado para el equipo. Ninguna empresa rechazará financiar a un equipo que paseará su marca a lo largo y ancho de todo el perímetro de España. En definitiva, yo no me opongo a que el equipo juegue en la ACB, al contrario, pero sí que me opongo a que lo hagan con dinero público. En cierta manera, con dinero público e ilimitado podríamos montar el mejor equipo del mundo y éste, lógicamente, no es el cometido de las administraciones públicas, que están, en todo caso, para resolver otros problemas mucho más acuciantes para nuestra sociedad.
Aunque la directiva me acuse de no tener criterio, precisamente su crítica reside en haber expresado mi propio criterio y no la opinión oficial del partido al que represento. Mi opinión es ésta. Y si me la piden, la doy. Y entiendo que las directivas del Menorca Básquet y el Voley Ciutadella tengan otra bien distinta, porque ellos defienden unos intereses particulares y yo los generales, como es mi obligación.