Resulta inevitable preguntárselo, pero pocos tienen o encuentran una respuesta fuera de Mallorca a lo que está consiguiendo el motociclismo mallorquín. Los títulos mundiales de Izan Guevara y Augusto Fernández, históricamente enlazados con los de Jorge Lorenzo o Joan Mir, dan continuidad a éxitos de calado internacional como el reciente entorchado europeo de Marco Tapia en Stock600.
El ‘milagro' del deporte de las dos ruedas multiplica los interrogantes sobre su generación al observar que Mallorca carece de una instalación de referencia, siendo el circuito de Llucmajor el epicentro de la actividad de las escuelas de referencia, como las de la Federación Balear de Motociclismo o el Centre de Tecnificació Esportiva Illes Balears (CTEIB). Ese apoyo de las instituciones a la formación de los jóvenes pilotos –académica y deportiva–, pero también la de los técnicos, permite que la base creada a lo largo de más de una década empiece a ofrecer sus frutos. Aunque de una manera más notable de la que muchos podían imaginar.
Calendario e insularidad
Campeones de España, continentales, mundiales absolutos o júnior componen el grueso del palmarés que luce el motociclismo isleño, cuyo calendario regional se concentra en Llucmajor, con contadas salidas a otras islas o recintos. La implicación y la colaboración con el Circuit Mallorca hace más fácil el día a día para todas las partes a la hora de rodar en su recinto y trabajar en condiciones.
Porque el hándicap de la insularidad supone otra barrera a superar, con el traslado de las personas y el material engordando los gastos. Las ayudas económicas y las becas son un empujón para las familias, principal apoyo de muchos proyectos de futuro que suponen un elevado desembolso y esfuerzo para sus bolsillos. Una situación que los progenitores de los Guevara, Augusto y compañía conocen muy bien. Salir a competir a certámenes nacionales obliga a una inversión extra, que hace más importante la implicación de familias o federación para sobrellevarlo.
Técnicos
El papel de los entrenadores es clave a la hora de optimizar los recursos. Su formación y experiencia resultan vitales en las carreras deportivas de sus pupilos. Desde la escuela de Chicho Lorenzo, nexo de unión de los cuatro campeones del mundo baleares, pasando por las de la FBM y el CTEIB, con profesionales que han llegado a conocer el Mundial como Dani Vadillo, Marc Horrach, Ángel y Miguel Ángel Poyatos, Pedro Ribas o Sebastià Crespí, entre otros, la dedicación y pasión de los preparadores siempre ha sumado a la hora de superar obstáculos como los citados de la insularidad o la carencia de pistas. La consecuencia de esta suma de factores ha llevado a dar forma a pilotos que son referentes para los más pequeños (Mir, augusto, Guevara, Tapia, el recordado Luis Salom...). En ese espejo se reflejan y hacen ver que, pese a las limitaciones, es posible llegar a lo más alto.