El piloto español de MotoGP Pedro Acosta (KTM) confesó este miércoles que se planteó si «realmente» merecía «la pena pasar por todo esto», en referencia al motocicilismo, llegando a asegurar que «para llorar, que llore otro», incluso agregó que la lesión en el primer año de Moto2 le «ayudó bastante».
«Te planteas si realmente te merece la pena pasar por todo esto, para llorar, que llore otro. Lesionarme me ayudó bastante ese verano», destacó Pedro Acosta en declaraciones a DAZN, que estrena su documental 'Pedro Acosta, obligado a ganar'.
Pese a haber tocado el cielo como el campeón del mundo de Moto3 más joven de la historia, el salto de categoría se le hizo cuesta arriba. El jefe de equipo Red Bull KTM, Aki Ajo, cree que Acosta «tenía demasiadas expectativas y no las supo controlar en el momento». «Llegó a cambiar de tarjeta SIM varias veces para no distraerse y poder mantener la concentración», reconoció.
Para el piloto, de 19 años, Mazarrón es la razón por la que no se le subió «el pavo a la cabeza». «Veo cada día a gente mayor dejarse la vida en el agua por llevar a casa un plato de comida», afirmó sobre su pueblo y la pesca.
«Mi hermana trabajaba en un almacén envasando tomate. Hacía turno de noche y luego iba con mi abuela, yo no veía a mi hermana. Hubo una época en la que la veía los fines de semana, si eso. En cuanto pude, la traje conmigo a las carreras y ahora lleva mi 'merchandising', el diseño de cascos o me acompaña a entrevistas», reveló.
Acosta reconoció haber explorado otros sitios donde vivir como Andorra, pero aseguró que hay cosas en España que no puede «perder». Su representante, Albert Valera, entendió pronto que para él no hay un lugar como su tierra. «Cuando me habla de Mazarrón siempre me lo compara con Maldivas», dijo.
Respecto a su forma de ser en el Mundial, Albert Valera afirmó que «es como Jorge Lorenzo en el pasado, hace y dice lo que siente en cada momento y el campeonato necesita a personas como él». Su preparador y fisioterapeuta, Juan Mendoza, destacó que el gimnasio «no le gustaba nada, y correr lo justo». «He tenido que motivarle haciéndole todo más divertido y metiéndome con él por lo competitivo que es», zanjó.