Una actividad extraescolar combinada entre las asignaturas de Educación Física y Plástica en sexto de primaria despertó una pasión genuina en un Raúl Lopera García (Maó, 2001) que aún no sabía que su vida estaba a punto de cambiar.
Trece años después de empezar a trenzar su primera honda, el joven mahonés está consolidado en la actualidad como uno de los mejores —si no el mejor— honderos y artesanos de la honda en la Isla. Todo surgió a partir de ese primer contacto con la pita y el esparto, dos materiales con los que está totalmente familiarizado a día de hoy. «En clase nos habían mandado elaborar una honda para después tirar con ella. Me acuerdo de que el primer día no sabíamos ni hacer una trenza y que dos compañeras nos ayudaron a acabar la honda», recuerda como si fuer ayer «Aún vi hace poco a Marc Pons, nuestro profesor de aquel entonces, y se lo agradecí», bromea.
«Todos empezamos a tirar, pero sin mucha idea de aquello, porque no había nada que se asemejara al tiro con honda: con unas cuerdas fabricas una herramienta que encima es útil y para la que además debes tener puntería», destaca.
Los secretos de la artesanía
El hecho de elaborar algo útil con sus propias manos fue lo que realmente le llamó la atención. Así pues, cuando volvió a casa, fue corriendo hacia su padre para enseñarle su última obra con la sorpresa de que su progenitor ya guardaba una en casa. «Me sacó una honda que mi abuelo le había regalado. Y entonces ya me empezó a explicar que mis bisabuelos y tatarabuelos, que eran pastores y gente de campo en la zona de Antquera en Málaga, habían utilizado la honda en su día. Eso ya acabó de hacer una mezcla con la cultura de Menorca, que me encanta por los honderos baleares y sus batallas, con mi historia familiar», cuenta Lopera.
Pensando que sería una simple moda pasajera, el pequeño Raúl iba adquiriendo los primeros materiales para confeccionar sus propias hondas. «Era muy raro que de repente un niño se fuera a comprar nueve metros de pita. Cada vez querías tener más puntería y eso implicaba que el proceso de elaboración tenía que ser más delicado y complejo», explica.
La curiosidad de un niño
Es así como acabaría leyendo «L’art de la bassetja», de Martí Pons Gomila, el cual le ayudó a aprender técnicas para tirar. «La bibliotecaria que me dio el libro me dijo que había una mujer en el Claustre del Carme que llevaba muchos años tirando con honda. Y allí que me presenté con el libro para conocer a Maria Caymaris», rememora. Así, siendo un niño, acabó llegando también a figuras como Diego Camuñas, un experto en la elaboración de hondas afincado en Mallorca, o Lluís Pons Livermore, el gran nombre del tiro con honda de los últimos 20 años en Menorca.
En una festividad de Sant Antoni, Raúl se presentó por primera vez con un amigo a una competición deportiva para la que se había estado preparando en un solar situado al lado de su casa y que ambos acabarían ganando. «Ahí hablé con Lluís, quien vio que había llegado allí y ganado con una honda de elaboración propia. Yo tenía muchas ganas de aprender y él se dio cuenta. Es por ello que a partir de ahí, él siempre trató de explicarme todo lo que sabía, dejando un pequeño resquicio para que yo acabara de indagar por mi cuenta», relata Raúl.
De ahí que se animara a ir a competiciones organizadas por la Federación y coincidir con más honderos de Eivissa y Mallorca, además de los de la Unió Excursionista Menorquina (UEM). A su vez, el Ayuntamiento de Sant Lluís les cedió un terreno en el polígono donde ahora mismo se ubica su campo de tiro, por lo que ya cuentan con un lugar en el que entrenar desde entonces.
Disfrutando de su pasión
Y así hasta el día de hoy. El joven natural de Maó se mantiene activo en las competiciones deportivas, siendo el campeón de la primera jornada del Campeonato de Balears que se llevó a cabo en abril, y asistiendo a otro tipo de espectáculos.
Ejemplo de ello es su participación en el ‘Tarraco Viva’, un festival romano de Tarragona en el que también participaron aquellos amigos a los que Raúl enganchó a su afición del tiro con honda. Y sin ir más lejos, este mismo verano fue invitado por el Levium Armorum, club de lucha inspirado en los históricos honderos menorquines, para ofrecer una exhibición en el descanso del evento de Artes Marciales Mixtas (MMA) de ‘Llescas y Sobrasadas III’.
Felicitaciones por su interés y progreso en esta afición o deporte tan antiguo como el que más y tan de aquí.