Trámite cumplido, aunque con susto y antiguos fantasmas de la primera vuelta que merodearon esporádicamente por el Pavelló Municipal. Con la baja de última hora, por precaución, de la catalana Raquel Brun, debido a una inflamación en la rodilla y pensando ya en el IBSA del próximo sábado, de nuevo en Ciutadella, el Valeriano Allès Menorca superó 3-1 al UCAM Murcia, un colista que como ya ocurrió en tierras murcianas le puso las cosas muy complicadas y estuvo apunto de arrebatar un punto a las de Llornes que habría sido muy nocivo dada la igualdad de la Liga. Ya de un principio se vio que tocaría sufrir, ante un rival motivado y liderado por la ex Valeriano, Elena Marmameu, que logró romper la recepción a las locales, como hacía tiempo que no sucedía, lo que las hizo jugar incómodas y sin dar con su mejor versión. Fue un encuentro a ráfagas por ambos lados y en el que el servicio de un lado y otro resultó determinante.
El primer set amaneció frío, pese al ambiente en las gradas. El UCAM estaba inspirado, y el Valeriano no se encontraba, con problemas en recepción (17-19). No mejoró con un tiempo muerto de Llorens, colocando Kdnusen un inquietante 18-22. Pero ahí estaba McNatt primero y Ester Marquès después para, desde la red, girar la contienda, 26-24, cuando ya nadie daba un duro por este set.
El segundo empezó igualado, con un Valeriano incómodo y dubitativo. Con 13-15, de nuevo Ester daba la vuelta al marcador (20-17) pero el UCAM respondía con Bouza y Marmameu crecidas (22-25) e igualaba el partido.
Mejor empezó la tercera manga (8-3) aunque la alegría duraría poco. Las locales, nulas en bloqueo, se dejaban remontar (15-15) y entraba el miedo en el cuerpo de las bermellones. Un balón muerto entre McNatt y Ester evidenciaba la incomodidad de la contienda. Rese, desesperada, daba el último empujón para las suyas, desde el servicio (25-19).
Con 2-1 y sin buenas vibraciones, de nuevo era el Valeriano Allès el que marcaba distancia (8-5) pero Marmameu y dos errores en el servicio de Do Monte y una espesa D'Amaro instalaban la igualdad, 12-11. Fue aquí cuando el saque valía su peso en oro, con intercambio de puntos hasta el preocupante 18-20. Primero Broekhuis y luego Knudsen ponían el 21-23 y el Pavelló se temía lo peor. Pero ahí estaban nuevamente McNatt y Ester al rescate para el definitivo 25-23 (3-1).