El Avarca de Menorca atraviesa el peor momento de la temporada, números en mano. Las dudas que ha generado su juego, especialmente a la hora de resolver parciales favorables o sentenciar el partido en el set decisivo a 15 puntos -ha perdido los cinco que ha afrontado- , han desembocado en una racha de cinco derrotas y la pérdida eventual de la plaza que da acceso a la fase por el título.
Sin embargo, el vestuario pretende rebelarse contra esta situación pese al golpe anímico que supuso el último traspiés, en casa, frente a un rival directo como el Haro Rioja (0-3). Tirar la toalla o bajar la cabeza son gestos que no han de tener cabida entre las jugadoras. «A quien se le ocurra mencionar eso en el pabellón, la mato», sentencia Bea Vázquez.
El cáracter competitivo y la capacidad de liderazgo, junto a su incuestionable calidad, avalan que la asturiana levante la voz en plena crisis. «Ni una cosa ni la otra. Somos profesionales, cobramos para esto y solo nos queda seguir tirando y tirando hasta que le demos la vuelta a la situación», puntualiza.