A buen seguro que de Menorca se llevará una agradable experiencia en la memoria, pero también es aconsejable reservar algo de espacio en la maleta para volver con alguno de esos recuerdos físicos que no se olvidan. Sin embargo, cuando hablamos del producto estrella, el visitante está acostumbrado a portarlo en la mano y tiene sabor dulce. Estamos hablando de la clásica ensaimada, de la que cada vez se puede encontrar un mayor abanico de variedades.
Y es que este destino tiene un sabor especial y prueba de ello es que los artículos relacionados con la gastronomía se llevan la palma a la hora de viajar fuera, con el queso y los embutidos a la cabeza, sin olvidarnos del gin menorquín, con mucha tradición por la herencia británica, ni de los cada vez más preciados vinos de la Isla, el azafrán o la miel.
Este territorio cuenta con varios productos que identifican el destino de forma inmediata. Menorca es conocida fuera de sus fronteras, también a nivel internacional, por la fabricación de calzado. Sector este en el que brillan con luz propia las avarcas, más conocidas fuera como «menorquinas», uno de los iconos locales más reconocibles: sandalias con mucha historia que han ido evolucionando con el paso del tiempo y que nunca se pasa de moda.
La artesanía siempre es un valor seguro cuando el visitante busca llevarse la esencia de un lugar a través de un producto. Pequeñas joyas, de disciplinas de lo más variadas, que se pueden encontrar tanto en los talleres particulares como tiendas y, por supuesto, en muchos de los mercados que se celebran a lo largo de todo el verano en los pueblos.