El puerto de Maó es, sin ningún género de dudas, uno de los más increíbles del Mediterráneo. Lo es por su geografía peculiar, la singularidad que atesora, su belleza y también sus dimensiones. Su longitud, de más de seis kilómetros, ha hecho que en el transcurso de la historia haya sido utilizado como espacio de refugio desde el siglo III antes de Cristo. Apuntan los expertos que su configuración natural ofrecía una especial protección a las naves, por lo que se convirtió en la base de sucesivas flotas de guerra. En Maó han dejado su huella los fenicios, los griegos, los rodios, los focenses y los cartagineses. Además, fue una colonia inglesa y francesa hasta 1802.
Un enclave con mucha historia y también un próspero presente. El puerto continúa siendo una zona relevante dentro de la configuración de la población. La puerta por la que cada día siguen entrando mercancías y pasajeros, punto de atraque de cruceros, y uno de los centros turísticos principales de la ciudad. Un espacio en cuyos muelles conviven, aunque en diferentes zonas, las embarcaciones destinadas a la pesca, con las de recreo, las turísticas y también yates de grandes esloras. Una zona de la ciudad que cuenta con varios accesos, dos de ellos a través de un ascensor.
Una parte de la ciudad en la que se concentran diferentes servicios. No solos aquellos relacionados directamente con la actividad naútica, sino también en lo que se refiere a la oferta gastronómica, que se extiende a lo largo de toda la ribera más próxima a la ciudad. Justo enfrente, en la zona que se conoce como s’altra banda, Maó está poblado de edificaciones que viven mirando al que es uno de los puertos naturales más grandes del mundo, en cuyas ricas aguas se cultiva uno de los manjares autóctonos, como el mejillón, que se benefician de las ricas corrientes submarinas y del plancton existente.
Un puerto que escribe la historia
Una Isla pequeña pero con uno de los puertos naturales más grandes del mundo y unas aguas en las que se ha forjado gran parte de su historia con la ciudad de Maó como testigo. Proponemos una ruta a través de tres de sus enclaves más significativos para comprender la importancia de un lugar estratégico en el Mediterráneo, siempre deseado por las grandes potencias.
- Illa del Rei. Situada en el centro del puerto, son dos su principales tesoros: los restos de una basílica paleocristiana del siglo VI y el antiguo hospital militar del XVIII. Un espacio que gracias al trabajo realizado por los voluntarios de Fundación Hospital de la Isla del Rey ha ido recuperándose poco a poco para poner en valor un preciado patrimonio. Un enclave que además cuenta desde 2021 con un valor añadido gracias a la llegada al islote de una de las galerías de arte contemporáneo más prestigiosas del mundo, Hauser & Wirth. www.islahospitalmenorca.org
- El Lazareto. Comenzó a funcionar en 1817 con el fin de aislar a los infectados o sospechoso de padecer enfermedades que arribaban al puerto de Maó y en 1919 el recibió al último barco en cuarentena. Declarado Bien de Interés Cultural en 1993, históricamente ha dependido del Ministerio de Sanidad, gestión que en 2015 pasó a manos del Consell de Menorca. Un conjunto arquitectónico singular, histórico y sanitario que en la actualidad es uno de los baluartes turísticos de la Isla. lazaretodemahon.es
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La Mola. También conocida como Fortaleza de Isabel II, es uno de los mayores ejemplos de arquitectura militar del siglo XIX. Las obras de fortificación se iniciaron en 1847 por orden de la reina que le da nombre ante las amenazas inglesas de volver a Menorca. Situada en la entrada del puerto, ofrece bellísimas vistas de la bahía y el litoral que se encuentra el punto más oriental de España. Su arquitectura se funde con el paisaje en un enclave declarado además zona especial para la protección de aves. https://www.fortalesalamola.com
De paseo por Maó
- Aire ilustrado. La conquista francesa y la prosperidad económica que había impulsado la primera ocupación inglesa contribuyeron a un auge cultural menorquín cuyo reflejo todavía se proyecta en las calles de Maó. Una ciudad que vio nacer una burguesía ilustrada que condujo a generar un ambiente que cambió la vida de la Isla en muchos aspectos. Maó puede presumir de la elegancia y ese aire ilustrado que impregna la ciudad. Una distinción que tiene como eje la calle Isabel II, el espacio de la población que mejor representa esa época dorada que vivió la ciudad durante la dominación británica del siglo XVIII.
- Es Claustre del Carme. Construido por la orden Carmelita entre 1750 y 1808 y de estilo neoclásico, se trata de un espacio interesante desde un punto de vista arquitectónico, cuya planta baja comenzó a utilizarse en 1884 como mercado. Fue remodelado a finales del siglo XX y reconvertido en un centro comercial adaptado a los nuevos tiempos. En su planta superior acoge diversos usos culturales. Su patio central, desde hace unos años, se ha convertido, especialmente en verano, en uno de los centros principales de actividad musical. mercatdesclaustre.com
- Mercat des Peix. El Mercat des Peix o Sa Peixateria, además de ofrecer la más variada oferta de género del mar de la Isla, cuenta con puestos en los que disfrutar de tapas, pinchos y vinos, así como productos típicos. Un espacio que se ha convertido en un concurrido punto de encuentro. La historia de esta emblemática pescadería arranca a mediados de la década los años 20 del pasado siglo, cuando se construyó el edificio bajo las directrices del arquitecto local Francesc Femenies. De planta rectangular, con pórtico perimetral y una caseta central hexagonal, la pescadería fue visitada por el Alfonso XIII de 1927, tal y como recuerdan en una placa en su entrada.
Descubre Maó a través de sus mercados
Pisar las calles de Maó significa, también, pisar el legado histórico que han dejado las múltiples culturas que han pasado por esta ciudad. La ciudad ofrece una amplia oferta gastronómica y de calidad contrastada, así como una actividad comercial de primer orden.
El paseo por su núcleo urbano va de la mano de la amenización musical, que puede encontrarse repartida por diferentes enclaves ciudadanos.
Todos los conciertos, ofrecidos en pequeño formato, nos son presentados en los diferentes estilos que caracterizan a la música popular y también incluyen las siempre interesantes muestras de canción tradicional menorquina.
El evento «Nits de música al carrer» que se lleva a cabo todos los martes de verano, se desarrolla simultáneamente con el ‘Mercat de nit’, un mercadillo nocturno de artesanía.
A los pies de esta ciudad descansan sus seis kilómetros de puerto, la rada natural más grande del Mediterráneo. Todos los jueves de la temporada estival, se trasladan allí el mercadillo y la música. Unas actividades que completan la generosa programación denominada «Estiu al port», que también incluye propuestas como el Mercat de nit, que se sitúa en la zona del Moll de Llevant.
- MERCAT CLAUSTRE DEL CARME. Plaça del Carme, s/n. De lunes a sábado, en horario comercial
- MERCAT DES PEIX. Plaça d’Espanya, 1. Puestos de pescado: martes a sábado, de 7.00 a 14.00 h. Restauración: lunes a sábado, de 11.00 a 23.00 h
- MERCADO AMBULANTE. Plaça de s’Esplanada. Martes y sábados, durante todo el año; los jueves, de junio a septiembre, de 8.30 a 14.00 h
- MERCADO AMBULANTE. Pla de Baixamar (port de Maó). Diariamente, de 8.00 a 20.00 h. De mayo a octubre
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MERCADO ARTESANO. Plaça del Carme. Martes y sábados, de 9.00 a 14.00 h,
del 4 de junio al 27 de septiembre - MERCADO AGRARIO. AGROMAÓ. Carrer de s’Arravaleta i carrer Nou. Domingos, de 9.00 a 14.00 h. Durante todo el año
- MERCAT DE NIT. Plaça d’Espanya y plaça del Carme. Todos los martes, coincidiendo con Nits de música al carrer, de 20.00 a 23.00 h. Del 28 de junio al 13 de septiembre
- MERCAT DE NIT AL PORT. Moll de Llevant (port de Maó). Todos los jueves, de 20.00 a 23.00 h. Del 30 de junio al 15 de septiembre