El Govern propone crear un impuesto para compensar el impacto de las emisiones y cuya recaudación iría destinada a inversiones en la mejora del transporte público. La tasa se aplicaría tanto a vehículos particulares que circulen de manera temporal inferior a seis meses, como a vehículos de alquiler sin conductor que no consten en los registros de vehículos no turísticos, y tendría una tarifa que variaría en función de las emisiones y del tiempo de circulación entre los 35 y los 150 euros.
A modo de ejemplo, una persona que llegara desde la Península un fin de semana con un turismo de gama media, como un Opel Corsa o un Ford Fiesta, pagaría 40 euros de impuesto porque este tipo de coches suelen emitir entre 60 y 120 kilogramos de CO2 por kilómetro. Si este vehículo circulara más de seis meses en Balears, el propietario tendría que abonar otros 60 euros adicionales. Las navieras que transportan coches al Archipiélago cobrarían la tasa.
Que expriman a la gallina la gallina de los huevos de oro. Después vendrán los lloros, pero será demasiado tarde.