¿Menorca va bien? La respuesta no solo depende del cristal con que se mira, sino del análisis de los datos, de la opinión de los expertos y de la percepción que tienen los ciudadanos. En el primer Foro Menorca Mira al Futuro, celebrado el sábado pasado en el Llatzeret, la combinación de esos elementos llevó a una doble conclusión: la Isla tiene capacidades que le pronostican un buen futuro, pero tiene ante sí retos de gran calibre, problemas que no se han afrontado con medidas suficientes y retos pronosticados que demandan que las acciones no se demoren.
El Foro, con la voz de trece expertos y profesionales, no fue una memorial de quejas por lo que no funciona, sino que ofreció un diagnóstico claro en muchas áreas y planteó ideas, propuestas, objetivos que vale la pena tener en cuenta en una estrategia a 25 años vista. La gran mayoría de las 120 personas que asistieron, expresaban la necesidad de que alguien agarre con ganas este objetivo. Muchos miran a las administraciones públicas y al Consell por el papel de liderazgo que le corresponde, pero quedó claro en el transcurso de las ponencias: el futuro es una misión en la que todos estamos comprometidos. Y ese futuro será, en parte, el resultado de lo que hagamos ahora.
La nueva vía menorquina
La vía del menorquina del crecimiento corresponde a un periodo histórico, entre 1960 y 1977, en que el inicio del desarrollo del turismo mantenía un equilibrio con la fuerza de la industria y la aportación del campo. Han transcurrido casi cincuenta años y el presente se parece muy poco a aquella época de bienestar y desarrollo.
En la matinal de reflexión que fue el Foro Menorca Mira al Futuro, Gonzalo Adán definió perfectamente lo que se juega la sociedad menorquina con relación a cada una de las cuestiones importantes que han respondido en la encuesta, elaborada con 1.021 entrevistas.
El alcance del primer Foro ha sido parcial, puesto que no todos los ámbitos ni sectores han contado con análisis propios. El tiempo limitado lo ha impedido. Educación, el sector primario, el desarrollo de las nuevas tecnologías, los efectos locales del cambio climático, son aspectos imprescindibles en los que no se ha entrado a fondo. Sin embargo, resultaron muy interesantes los análisis y propuesta de Carles Jiménez, sobre cultura, Claudio Triay sobre sanidad, Willy Díaz Aliaga sobre turismo, Carles Cendra sobre la IA aplicada al análisis de destinos turísticos, Manel de Febrer sobre recursos hídricos, Alba Sande sobre energías alternativas, Llorenç Seguí sobre la planificación territorial y la vivienda, y Francesc Xandri sobre la movilidad y la capacidad de carga de vehículos en la Isla. La mesa redonda, con Sergi Marí (GOB), Gabriel Pons Moles (CAEB), Maria García (PIME) y Miquel Àngel Casasnovas (Cercle d’Economia), moderada por el presidente del Consell, también aportó opiniones que ayudan a enfocar el objetivo.
Además, en las exposiciones se comprobó que el peso de las ideologías en el diagnóstico y las prioridades de actuación no condiciona el desarrollo de una deseable estrategia común, y no debería obstaculizar una planificación de futuro a medio plazo. La Estrategia 20250, liderada por el Consell, si se lleva a cabo, no debe ser solo medioambiental y de prevención de los efectos del cambio climático, sino integradora de todos los ámbitos de la sociedad, además de la economía, de la población, la cultura, la ciencia, la sanidad, la atención social, la inmigración, el deporte... Todo lo que tiene que ver con el modelo de calidad de vida de los menorquines.