¿Qué reto es esencial abordar en Menorca? y ¿cómo lograr el equilibrio entre crecimiento económico, protección y bienestar social? Fueron las dos preguntas que lanzó el moderador de la mesa redonda celebrada en el foro, en este caso un papel asumido por el presidente del Consell, Adolfo Vilafranca.
Sergi Marí, coordinador del GOB y voz ecologista en el debate, puso en valor el concepto de límite como fuente de bienestar. «Limitar es poner normas para preservar el futuro y no pensar solo a corto plazo sino en las generaciones futuras», y poner tope a la entrada de vehículos por ejemplo, «es una manera de mandar una señal clarísima de que no vamos a crecer de la misma manera». En su opinión, conservación y desarrollo ya no pueden verse por separado, el equilibrio se basa en limitar el crecimiento y hay que superar la idea del Producto Interior Bruto como índice de crecimiento económico, al tiempo que alertó de que «en renta per cápita no vamos bien» y de la pérdida de biodiversidad que está sufriendo Menorca.
Gabriel Pons Moles, director de CAEB, habló del agotamiento del modelo actual y de la necesidad de crear esa nueva vía menorquina de desarrollo, con un plan a 25 años vista. En cuanto a los límites, el representante empresarial advirtió que «hay que ir con cuidado, somos más partidarios de ordenar con datos verificables» y añadió que «creamos expectativas a las personas que vienen a las que luego no responderemos, hay que pensar en las necesidades de la gente». Para Pons el reto de los empresarios es lograr un aumento de productividad.
Por su parte, María García, secretaria general de PIME-Menorca, consideró que «se ha dejado de lado la sostenibilidad económica y se ha invertido mucho en sostenibilidad ambiental. Coincidió en reclamar, junto a CAEB, menos burocracia, una «Administración más colaboradora y menos fiscalizadora», aseveró, y sobre los límites, pidió que se tenga en cuenta la dimensión temporal, en momentos concretos como el verano, de algunos problemas, «hacer cirugía nos irá mejor», opinó.
El presidente del Cercle d’Economia, Miquel Àngel Casasnovas, incidió en la necesidad del plan estratégico 2050 que trascienda ideologías y legislaturas políticas, «el modelo está agotado y el diagnóstico hecho», y abogó por una visión holística, no crecer maltratando el territorio ni proteger dejando de lado el bienestar. «El modelo futuro tiene que ser equitativo y redundar en el bienestar de la población, la falta de equidad trae los males sociales y conflictos, es fundamental preservar la cohesión».