La ciudad de Maó tiene una historia milenaria que se origina en un promontorio de la ribera sur del puerto. Los primeros núcleos de población ocupan un pequeño espacio rodeado por peñascos del puerto y por los barrancos de Baixamar, de Es Freginal y de La Clota. Durante la Edad Media la ciudad se cierra en sucesivos recintos amurallados, pero, con el tiempo, busca zonas de expansión y crece más allá de las murallas. Después, convertida en capital de la isla de Menorca, configurará el moderno núcleo urbano.
Un paseo por las calles mahonesas nos muestra toda la riqueza del legado histórico acumulado en estos siglos de existencia, y las diferentes arquitecturas y los monumentos de la ciudad nos desvelan las huellas de los numerosos pueblos que han pasado a lo largo de la historia por la Isla.