Como si de un hall of fame se tratara, la familia de la comunidad de «Retrats de Lô» sigue creciendo. La diferencia es que en el caso de esta iniciativa, que cuenta ya con siete años de historia a sus espaldas, no hace falta que las personas elegidas para formar parte de esta comunidad fotográfica sean famosas. «Se trata de seleccionar a personas, relevantes o no, que definen el conjunto de la cotidianidad y el pulso del municipio», relatan desde el Ayuntamiento, donde se encargan de custodiar todas las imágenes tomadas hasta la fecha y corren con los gastos de edición de los paneles para la exposición fotográfica.
Al respecto, el coordinador de la muestra, Dolfo Nuevo, añade que se trata de un proyecto «muy bonito» y con un resultado «muy diverso». Él lo sabe bien porque, además de organizar, también se ha puesto detrás del objetivo. «Es un ejercicio divertido y agradable, y yo lo hago mucha ilusión», sostiene.
El espíritu del proyecto es sencillo. Cada uno de los fotógrafos participantes escoge un personaje que inmortalizar con su cámara y retratarla en el ámbito profesional o social que le caracteriza. «En realidad todo es muy libre en esta iniciativa, lo único a lo que tienen que ajustarse los participantes es al formato de 60 x 90», explica Nuevo.
La intención es que cada año se vayan sumando una veintena de retratos al proyecto, aunque la participación varia en función de cada año. En 2016 son 16 los nuevos miembros, y desde este miércoles sus rostros, captados por otros tantos fotógrafos aficionados y profesionales, se pueden contemplar en la Sala de Actividades Ciudadanas del Ayuntamiento, donde permanecerán hasta el 11 de agosto.
Un taxista, una concejala, el sargento de la Policía Local, un médico de familia, un oftalmólogo, un grupo de rock, un profesor, un deportista... Esas son algunas de las últimas incorporaciones a la familia de «Retrats de Lô», que ya ronda después de siete años las 120 fotografías y cerca de 140 perfiles.
Un evento muy esperado
Por derecho propio, la exposición se ha convertido en uno de los eventos culturales más esperados del verano en Alaior. Pero más allá de la curiosidad que suscita entre sus vecinos, el proyecto fotográfico no deja de ser «un documento etnológico que seguirá ganando con el tiempo», explican desde el área de Cultura del Ayuntamiento. Y es que más allá de plasmar en imágenes a los protagonistas del día a día del municipio en una época concreta, la exposición pone de manifiesto también la parte artística de la fotografía actual «variada y plural en tratamientos y sensibilidades», añaden. Una iniciativa pensada para que soporte el paso del tiempo y con vocación de «tener continuidad en el futuro», concluye Nuevo.