La sala hipóstila de Es Galliner de Madona, en Es Migjorn Gran, es uno de los monumentos más singulares y excepcionales de la cultura talayótica, pero también uno de los más desconocidos por las incógnitas sobre su datación y su finalidad. Se trata de un yacimiento en el que hasta la fecha no se ha realizado ninguna intervención arqueológica, al tratarse de un recinto alterado por la actividad humana, que en su día utilizó el espacio para las labores del campo.
Sin embargo, el Consell insular tiene planeado ejecutar un proyecto de consolidación y restauración que podría ofrecer algo de luz al enigma que rodea la sala que alberga cinco columnas y nueve pilares. Si bien se descarta que los sedimentos del suelo puedan resultar interesantes, los arqueólogos tienen la esperanza de que la intervención en el techo para eliminar las filtraciones pueda tener como resultado algún dato que permita ubicar el origen del monumento en el tiempo.
La estructura, que algunos estudiosos datan de la época final talayótica (en torno al año 600 antes de Cristo), sigue en pie, aunque tal y como advierte el conseller de Cultura, Miquel Àngel Maria, tiene «riesgo de colapso». Teoría ratificada por las personas encargadas de redactar el proyecto de rehabilitación, la restauradora Carolina Moreno y el arquitecto Oscar Paradís, quienes advierten que «apremia» la actuación para salvaguardar la integridad del bien cultural.
Se estima que la intervención requerirá una inversión que rondará los 60 euros, aunque desde el Consell no se atreven a poner una fecha al inicio de la restauración, que incluso podría posponerse hasta 2020 dependiendo de la celeridad de los trámites administrativos y el número de equipos que participen en el concurso público.