Si hay algo que puede resumir la trayectoria de Pere Melis (1924-2005) es su «incansable trabajo de análisis y estudio, y el amor incondicional por el habla menorquín desde la conciencia clara de que el léxico es parte de la totalidad de la lengua». La afirmación es de la filóloga Margarida Cursach, quien ayer se encargó de pronunciar la conferencia «Una vida dedicada a la cultura» durante el acto de entrega de la Medalla de Oro concedida por el Ayuntamiento de Ciutadella a quien está considerado «como el maestro de la palabra».
El reconocimiento a título póstumo tuvo lugar en el Teatre des Born en el marco del acto institucional de Sant Antoni que cada año celebra el Consistorio para conmemorar la Diada del Poble de Menorca. El homenaje supuso la culminación de un proceso que empezó hace dos años y que ha contado con el soporte de Cursach, experta en la obra de Melis y encargada de redactar la memoria que recoge los méritos, trayectoria y valor del legado de Melis.
Una figura que a su juicio puede responder a múltiples calificativos: «Podríamos hablar delMestre menorquí, l'espipollador, el preservador de la cultura de Menorca, el hombre de la palabra, el hombre comprometido con la sociedad menorquina...». Sostuvo Cursach durante su intervención que resulta «evidente» que la personalidad de Melis, la tenacidad y constancia del trabajo bien hecho «despiertan una gran admiración, humana e intelectual, por el proceso que evidencian de creación, de formación y de ambición, que tan bien supo compartir con sus múltiples y fieles lectores».
Apuntó la conferenciante que el trabajo «fructífero y generoso» de Melis «es de una magnitud difícil de resumir», pero aún así hizo un detallado repaso por las colaboraciones que realizó a lo largo de su carrera en diferentes medios.Entre todas ellas cabe destacar de forma especial la realizada en las páginas de «Es Diari», a través de la sección «Espipollant», en la que publicó cerca de 7.000 artículos entre 1981 y 2003 en los que abordaba el léxico menorquín con el propósito de la recuperación de terminología y expresiones propias. Un trabajo que se vio complementado con otra sección, «Per passar l'estona» (1993-202), abierta a comentarios de obras menorquinas de todas las temáticas, literatura y costumbres populares.
Cursach abordó durante su intervención la figura de Melis desde diferentes enfoques.El primero de ellos se centró en el perfil de maestro. Tras mostrar desde muy joven un gran interés por la docencia, «de formación mayoritariamente autodidacta», relató la conferenciante, «fue maestro especializado en ciencias y acabó erigiéndose como el gran maestro de la palabra».
En un segundo capítulo, habló del Pere Melis espipollador para hacer referencia a la que sin duda fue su gran obra. Llegados a ese punto, citó al propio Melis en su definición de aquellos trabajos, a los que en su día se refirió «como un trocito del corazón que me ayuda a tener buen humor». Según Cursach, todos aquellos artículos compartían una misma voluntad comunicativa: «Se trata de un trabajo de amor a la lengua».
El tercer apartado se centró en analizar la figura del homenajeado desde la perspectiva de un «hombre de cultura» que defendía que «escribir implica leer», actividad que «ayuda a pensar, aclarar las ideas, y eso hoy en día es totalmente necesario», recordó sobre la filosofía de vida del maestro, de quien asegura que también fue una persona comprometida con su sociedad.
En su argumentación final defendiendo el homenaje realizado, concluyó asegurando que Melis es autor de «una vasta obra en favor de la lengua y la cultura de Menorca, un maestro incansable que con su sencillez y bonhomía ha dejado huella en muchas generaciones».
Los nietos del maestro recogen el reconocimiento en ‘Es Born'
Tres de los nietos de Pere Melis, Isaac, Laura yPere, subieron al escenario del Teatre des Born en representación de toda la familia para recoger la distinción y el diploma acreditativo de la Medalla de Oro de manos de la alcaldesa de la ciudad, Joana Gomila. El mayor de todos ellos, Isaac Melis, fue el en cargado de pronunciar unas palabras de agradecimiento. Notablemente emocionado, confesó su convencimiento de que el abuelo estaría «muy contento» del reconocimiento recibido, «le habría hecho mucha ilusión», añadió. Rememoró la imagen de una persona siempre rodeada de libros que trabajó por difundir «la cultura propia» y que ayudó a explicar palabras para que no cayeran en el olvido.