La mesa redonda «Cinema per canviar el món», celebrada ayer en el Ateneu de Maó en el marco del Festival Internacional de Cine de Menorca (Ficme) constató la necesidad de promover el cine en los planes educativos entre los más jóvenes, además de criticar la legislación que obliga a que un proyecto de cine tenga que estar acompañado de una cadena televisiva.
El debate sobre si el cine puede cambiar el mundo, que fue moderado por Núria Casal, contó con la participación de la directora de cine Gracia Querejeta, la directora y presidenta de la Acadèmia de Cinema Català Judith Culell, el director documentalista Carles Bover i el actor Àlex Monner.
Gracia Querejeta fue la primera en intervenir en la mesa redonda y la más contundente en el momento de posicionarse sobre el tema central del acto. «Lamentablemente, hacer cine no ayuda a cambiar el mundo, me temo en los tiempos que corren que solo la voluntad política puede hacer cambiar la vida», aseguró la directora que, no obstante, matizó sus palabras al asegurar que el cine «sí que ayuda a las personas a abrir los ojos sobre la realidad».
Judith Colell aseguró ser más optimista que su compañera de profesión al defender la incidencia del séptimo arte en la sociedad, «el cine influye mucho en el mundo en que vivimos, puesto que puede dar voz y visibilizar los problemas que ocurren».
Por su parte, Carles Bover, autor del cortometraje documental sobre Gaza, explicó que con su trabajo no pretendía cambiar el mundo, aunque sí promover la reflexión sobre las cosas que suceden, «ayudan a abrir los ojos y a compartir un problema con otra gente que probablemente tiene un conocimiento distorsionado de lo que sucede», afirmó. En este sentido, Bover señaló que su objetivo es que el documental tenga un equilibrio entre la forma y el fondo, aunque no ocultó sobre su inseguridad en el momento de llevar a cabo un proyecto.
Proceso creativo
Àlex Monner se refirió a su participación en la película «Mediterráneo», dando vida a Santi Palacios, en la que se relata la tragedia de la inmigración en el mar, para referirse a la necesidad de disponer de más tiempo para conocer al personaje y su trayectoria en la película antes del rodaje. «Me gustaría tener más tiempo para llegar a conocer al personaje que uno interpreta, me gustan los procesos creativos interesantes, lo que facilita un mejor resultado final, aunque reconozco que soy un artista un poco vago, a ver si con el tiempo me profesionalizo más», aseguró. Además, se lamentó de no haber sacado más de sí mismo en la interpretación de ‘Txabi', en la película «La línea invisible», sobre la banda terrorista ETA, «no teníamos mucha documentación sobre el personaje y me quedó un personaje anecdótico, cuando pude haber hecho un personaje épico».
Querejeta coincidió con este planteamiento y abogó por destinar más tiempo en el proceso de desarrollo a aquellas películas que lo requieren. En este sentido, Culell recordó que los fondos europeos de Next Generation contemplan recursos económicos para los laboratorios de guión, con el objetivo de «financiar el tiempo de creación y de desarrollo que hay antes del inicio de rodaje de cualquier película. El trabajo de documentación, el trabajo con los actores, también hay que remunerarlo», aseguró.
Querejeta lamentó la casi desaparición de la figura del productor de cine, criticó que fuera ninguneado por las cadenas de televisión y las plataformas, y recordó la estrategia empresarial de su padre, el productor Elías Querejeta, «en la actualidad hay pocos productores que encarguen trabajos, antes el productor ideaba un proyecto y lo encargaba a un director para que lo realizara. Mi padre decía que había que trabajar con dedicación todo el tiempo necesario en el proyecto. Hoy día eso es impensable», subrayó.
Educación
El aspecto educativo del cine fue unos de los temas que concitó el consenso entre los participantes en la mesa redonda, todo ello para promover la cultura del cine entre los más jóvenes, aunque como subrayó Querejeta «estamos luchando contra la inmediatez, contra el TikTok y otras manifestaciones de las redes sociales, pero hay que luchar para que el cine se abra también a los adolescentes». Así, se abogó para que el Gobierno incluya programas para que los alumnos de menor edad puedan asistir a proyecciones de cine.