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Entrevista

Roberto Fernández: «‘Castora' es una metafóra del amor y de la vida cuando aprieta»

El escritor madrileño publica la segunda entrega de una trilogía sobre el Madrid de los 90

Roberto Fernández firma ejemplares de «Castora» en el Ateneu | R.F.

| Maó |

El escritor madrileño Roberto Fernández, un ex reportero gráfico que ha trabajado durante 35 años en diversos medios nacionales e internacionales, que desde hace diez reside en la Isla y trabaja en el sector de la restauración, ha presentado esta semana en el Ateneu de Maó «Castora», la continuación del su primer libro «La chusma» editado este mismo año que inició una trilogía sobre el Madrid de los años noventa para desentrañar unos asesinatos en serie en un thriller policíaco urbano. Actualmente ya trabaja en la tercera entrega que espera publicar antes de Navidad del próximo año.

¿Quién es Roberto Fernández?

—Soy hijo de un reputado fotógrafo que durante su vida profesional trabajó en «La Actualidad Española» y se jubiló en Europa Press, donde con 19 años empecé como reportero gráfico, trabajaba y estudiaba al mismo tiempo y a partir de 1985 decidí como tanta gente de Europa Press abandonar la agencia para funcionar un poco por libre. Los últimos 15 años estuve trabajando para una agencia danesa, mi final en el mundo de la prensa, hasta que hace diez decidí venir a Menorca.

¿Cuál fue el motivo de su venida a la Isla?

— Ante la crisis tan grande que había en el sector y por el nacimiento de un nieto menorquín, decidí que era un buen momento para dejar esa vida de nuestro oficio de viajar con una maleta y venir a la Isla. Esta ha sido seguramente la mejor decisión de mi vida, estos 10 últimos años de mi vida en la Isla han sido fantásticos.

¿Qué le inspiró escribir la primer novela «La chusma»?

—Por edad soy un ochentero que sale vivo de ese mundo madrileño, vivo ya en el mundo profesional después de la movida, en la post-movida de los años noventa y en los primeros de los 2000 ese Madrid convulso políticamente, con mucha droga, mucha delincuencia, pues lo que fue ese Madrid y es un poco lo que cuento, mi primera novela «La chusma» es eso, una especie de metáfora de la vida donde ahí entramos todos, a mí me da igual que la chusma sea un político corrupto como yo si no pago el IVA mañana, es un poco buscar ese tipo de historias. Lo que hago es meter una coral de personajes, cuyo protagonista es Carmelo Cagancho, un policía que está trastornado por lo típico, alcohol, divorcio, etc. y alrededor de él vive un montón de gente que tiene su familia y a través de esto voy contando historias típicas de ahí, inmigración.

¿Por qué se decidió escribir esta trilogía?

Hace un par de años fue un hijo mío que me dijo que rescatara lo que tenía escrito de mis vivencias en aquellos años, lo saqué y tuve que dar un cambio bastante potente, incorporar a mujeres en un mundo actualizado, mi idea original no estaba en ellas y tienen que estar, la tía carnal del policía tiene un protagonismo absoluto en el segundo libro, modernicé la idea original.

¿Cómo calificaría ‘Castora'?

—Es una metáfora sobre la lealtad, el amor y la propia vida cuando esta aprieta. Es un libro muy aeroportuario, es un libro de viaje, según me dicen los amigos enganchan tanto, son libros de capítulos cortos. En la presentación en el Ateneu de Maó puse como ejemplo el libro «Patria», de Fernando Aramburu, que es de capítulos cortos y de lectura rápida, es un poco lo que yo buscaba, entretener, el entretenimiento es meterte en un avión para ir a ver a mi madre en Madrid y en una hora leerme el libro, «Castora» es ese tipo de libro.

¿Cuáles son sus preferencias literarias?

—Soy un lector compulsivo, me gusta leer, y tengo influencias tremendas en mis lecturas, por encima de todo tengo a Miguel Delibes, al que leo constantemente, me gusta mucho su manera de expresar el mundo rural y los nombres que emplea, y también Eduardo Mendoza por la sorna, por lo cachondísimo que es. Cuando no leo, trabajo o escribo.

¿Y después de la trilogía?

—He escrito cuentos para mis nietos pero no los he publicado, mi intención es acabar la trilogía para tratar de resolver un cuento que tengo de mis nietos menorquines, me apetece meterlos en el ataque de Barbarroja cuando estuvo en Maó en 1535 para que se coman el marrón los pobrecitos siendo pequeños, es un proyecto más.

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