Se podría decir que, visualmente, hay muchas Menorcas. En realidad, todo depende del prisma con que se mire. La imagen más extendida es la de destino paradisíaco, pero detrás de esa etiqueta se esconde un territorio con una gran variedad de matices. Y una buena manera de descubrir algunos de ellos puede ser acercarse a la exposición «Benvinguts, estimats turistes», donde convergen y dialogan dos colecciones de fotografías firmadas por Ester Villaescusa y David Arquimbau en un ensayo visual sobre la Isla y sus contrastes.
Una muestra que este sábado por la mañana (11 horas) abre sus puertas en el centro de cultura de Ca n'Ángel, en Es Mercadal, como uno de los eventos estrella del Menorca Doc Fest, que ayer inauguró su sexta edición. La exposición colectiva se podrá visitar hasta el 26 de este mes.
Como suele ser habitual en su trayectoria, los proyectos de Arquimbau no nacen de una forma premeditada. Sale a la calle con la cámara, empieza a acumular imágenes y en un momento dado se encuentra «con algo que explicar». Y así es como nació «Estimats turistes», una serie para la que comenzó a reunir imágenes bajo esa etiqueta a principios de la pasada década. Su mirada apunta hacia una visión del turismo «desde un punto de vista irónico, no exento de una mirada crítica», pero también con «cierta ternura».
Y es que la propuesta del menorquín está hecha «desde dentro». En otras palabras, Arquimbau tiene claro que «todos somos turistas». A su juicio, el verano tiene una especie de efecto transformador que hace que nos comportemos de otra manera cuando nos acercamos al ocio. Y en ese sentido, «el local cuando pone un pie en la playa se convierte también en turista. Todos transformamos el entorno natural con nuestras neveras, sillas, sombrillas y bañadores de colores».
Artificial vs. natural
Su propuesta se enlaza con «Benvinguts», un proyecto que Villaescusa comenzó a tejer al poco de instalarse en la Isla, hace seis años. «Después de 30 años en la ciudad, vivir en un entorno rural de pronto hizo hacerme preguntas acerca de la naturaleza, lo artificial y la convivencia entre ambas». La exposición responde a cuestiones que se planeta en su nuevo hogar y «que no giran en torno a una imagen idealizada», defiende.
Sobre esa confrontación a la que hace referencia en el origen del proyecto, destaca que lo que más le interesa son «esas decisiones tomadas por alguien y que perduran en el espacio público o no durante décadas». Añade que en ese proceso de cómo «lo artificial performa la naturaleza en todas partes» encuentra «algo de absurdo y fascinante en todo ello a la vez».
Villaescusa capta con su cámara esas partes de Menorca «que cuestan más aceptar como propias en el imaginario del paraíso mediterráneo en el que estamos sumergidos», apuntan desde el Menorca Doc Fest.Por su parte, la fotógrafa cree al «cien por cien» que de alguna forma también es belleza extraer la belleza de la fealdad: «Los cánones me aburren un poco», confiesa.
Sobre cómo su propuesta dialoga con la de Arquimbau, no esconde la conexión: «Creo que, en paralelo, los dos nos planteamos las mismas cuestiones de un mismo contexto hace mucho tiempo. También compartimos un mismo sentido del humor que es importante para un buen diálogo. Hay muchos nexos en común aunque se presenten desde sujetos diferentes».
Para profundizar más en esa relación artística y los mensajes que destilan, el Menorca Doc Fest ha programado dos visitas comentadas los días 12 y 25 de este mes.