Amaral suelta un tornado en Menorca

El Menorca Music Festival 2025 no pudo arrancar mejor. Amaral, casi inédito en conciertos en la isla pese a su apego a ella y al tremendo éxito que se ha labrado durante tres décadas, exhibió una imponente puesta en escena durante sus 110 minutos de actuación.

Desde el Dolce Vita con el que abrieron el show hasta el Ahí estás, con el que lo cerraron, Eva Amaral y Juan Aguirre demostraron una energía y empatía incuestionables, que cautivaron al público casi tanto como el efectivo espectáculo de imágenes, luces y sonido, producción televisiva en directo incluida, que marcó el trepidante ritmo del concierto.

Casi sin interrupciones, la banda, con el batería Álex Moreno, la percusión y la flauta de Miri Moreno, el teclado de Sergio Valdehíta, el bajo de Ricardo Esteban y los coros y el chelo de Laura Sorribas, fue interpretando uno tras otro los 29 temas de un repertorio que incluyó los 15 de su último disco, ‘Dolce Vita’. No faltaron tampoco, entrelazados, buena parte de los hits de siempre que el dúo zaragozano ha convertido en himnos generacionales. Muchos jóvenes rozando la barrera de los treinta, con mayor presencia femenina, demostraron entre el público el poder indudable que tiene la buena música cuando se transmite de padres a hijos.

«Recordadme viviendo la dolce vita, porque eso es algo que nadie nos puede arrebatar», dijo Eva al asomarse al concierto. Una escala en Menorca a medio camino de una gira con 28 fechas, que arrancó el 12 de mayo en Bilbao y que promete no parar hasta finales de diciembre en San Sebastián.

Amaral venía de llenar el Movistar Arena de Madrid y, aunque no logró rebosar el recinto ferial de Es Mercadal, consiguió que los 1.700 asistentes dieran por buenos los 60 euros empleados en la entrada.

Un concierto masivo en la Menorca que conocieron en sus inicios a finales de los 90, cuando en esta pequeña parte del mundo que les inspiró para componer los temas de sus dos primeros discos «no había tantos turistas». Ellos actuaban en petit comité en Sa Sínia y captaban imágenes del entorno natural para sus videoclips -«este sapo es de Menorca», dijo Eva al interpretar ‘Pájaros’.

Una docena de himnos

Ya habían sonado Rompehielos, Toda la noche en la calle, Ruido y Mares igual que tú cuando la cantante dejó solo a Aguirre. Guitarra en ristre, el genio discreto tocó Tardes, uno de los tesoros escondidos de su primer disco. «Me dejaría matar por lo que tu ves», acabó, entre aplausos. Y, entonces, irrumpió Eva, engalanada de rojo, deslumbrante desde las alturas, suspendida unos metros en el aire, sobrevolando Menorca «como un gorrión en el centro de un tornado». Y se soltó «libre, como el día en que nací. Así he de vivir hasta que me muera».

Llegó el momento de «creer en el rock’n roll» y emprender «un vuelo kamikaze a la eternidad» con Moriría por vos y esos Días de verano que aún nos quedan por delante. Un receso para guardar también memoria del cantautor Víctor Jara, asesinado durante el golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende. Primero sonó el célebre Te recuerdo Amanda que Jara dedicó a su esposa y, luego, Amaral le tributó el Podría haber sido yo que Eva y Juan han compuesto en su honor.

Un momento de intensa Resurrección nos devolvió a la vida para entonar aquella preciosa canción de amor eterno que trasciende a este mundo (Como hablar). «Si volviera a nacer, si empezara de nuevo, volvería a buscarte en mi nave del tiempo». Palabras que suenan como los «acordes aún no inventados» de los Secretos y que precedieron a Los demonios del fuego de su último álbum con el que Amaral se despidió por vez primera del público.

Al regresar, comparecieron solos Eva y Juan para desnudar en acústico, iluminados de azul, el Sin ti no soy nada que los catapultó al éxito. Luego llegaron La suerte y No lo entiendo, como preámbulo a la oda a la naturaleza y a esas criaturas que decidieron «caminar hacia lo salvaje». Y, cómo no, incitaron a la Revolución y a ese «no podrán pasar por la vida que queremos heredar».

Se marcharon de nuevo y volvieron, aún más aclamados, para cantarle a los Pájaros, a las heroínas que sufren la violencia machista (Salir corriendo) y «a los amigos y amigas de Menorca» (Marta, Sebas, Guille y los demás). El instante ideal para vivir, gritar y sentir El universo sobre mí, deseando «correr en libertad. Quiero encontrar mi sitio». «Despampanante, inquebrantable, resplandeciente», Ahí estás, cantó Eva, señalándonos. Y se despidió, con un «Merci Menorca» sobreimpresionado en la pantalla y el Nothing compares to you de la desaparecida Sinnéad O’Connor en los altavoces.

Poco tan impecable, tan maduro, tan profesional, llegaremos a ver este verano en Menorca. Con permiso de Love of Lesbian, que ya esperan su turno esta noche en Es Mercadal.