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Guitarricadelafuente en Menorca: el hechizo de una intensa noche de tramontana

Cautiva a 2.000 asistentes, sobre todo jóvenes, en un concierto intenso, convincente, de intesidad variable y apenas hora y cuarto de duración

Guitarricadelafuente, en un momento del concierto del martes por la noche | Foto: Menorca Músic Festival

| Es Mercadal |

La tramontana es un viento fresco, intenso a menudo, agradecido cuando aprieta el calor. Su presencia conlleva la renovación del ambiente. El quinto concierto del Menorca Music Festival fue una tramontanada en toda regla, y no solo porque el viento de componente norte sea el título de una de las canciones interpretadas por el inclasificable Guitarricadelafuente en el escenario de Es Mercadal, sino porque el recital consiguió reunir a unas 2.000 personas en una noche de agosto, con una rebaja significativa de la media de edad de los asistentes en relación a las citas precedentes protagonizadas por grupos con mayor trayectoria y presencia en el imaginario popular de diversas generaciones.

El intérprete, que llegó a la Isla en su prime, en plena fase ascendente de un fenómeno acunado por las redes sociales y aupado con una propuesta artística tan valiente como cautivadora, ofreció un concierto multidimensional. Hubo espacio para momentos más intimistas acompañado de su guitarra española y sentado en una silla de diseño surrealista, instantes cercanos al tono de sus dos únicos discos. Fue el caso de la interpretación de «Guantanamera», muy bien acogida por los presentes y que Guitarricadelafuente elevó a la condición de imprescindible para el exitoso devenir de su carrera.

Estos estuvieron combinados con otros pasajes de mayor potencia y sonoridad, luces y efectos escénicos aunque sin grandes alardes, movilidad del vocalista sobre el escenario y bailoteo. Todo ello con el aderezo de los coros emitidos desde un público entregado, encandilado por esta propuesta de fusión entre clásico y moderno, entre raíces y vanguardia, con letras que tienden a la poesía reflexiva sacrificando estribillos facilones.

En general, el concierto fue una experiencia de mayor intensidad y presencia de los instrumentos (cuatro intérpretes lo acompañan) que el acto de escuchar en casa los trabajos de estudio que tanto han calado entre los jóvenes desde su emergencia hace apenas siete años. La envolvente caricia de la música medida y la voz arrastrada que supone disfrutarlo con los auriculares se alterna, en el directo, con la contundencia de unos golpes vocales, una fuerza instrumental y unos zarandeos rítmicos que encendieron la noche desde el principio.

La noche de Guitarricadelafuente empezó con más vendaval que brisa. Salió al escenario a la carrera, inquieto, y en un principio solo como vocalista, para abrir la noche con dos de los temas más potentes de su nuevo disco «Spanish Leather», como son el pegadizo «Full time papi», con trazas de himno grupal, y la desbocada «Babieca!»

A partir de entonces, fue alternando instrumentos, juguetón hasta la hipérbole postural con el micrófono, seductor en sus gestos sobre el escenario, austero en el vestuario, incluso descalzo por momentos, todo a partir de un flequillo rebelde marca de la casa de rizos alambicados, tanto como las letras que la concurrencia coreaba con una precisión exhaustiva. Que a juventud ya no memoriza, dicen. ¡Ja!

Canciones iniciáticas como «El conticinio» se alternaban con propuestas de su último trabajo acabado de salir del horno, cada cual con su interpretación, con su tono, con su mobiliario específico. Incluso apareció un potro de gimnasia para aportar el tono de sensualidad con «In my room», imposible de obviar para ‘Guitarrica’, o para subirse a él en la onírica «Mil y una noches».

Poco más de una hora después del inicio del concierto, Guitarricadelafuente pronunciaba el primer adiós que nadie se creyó. Fue la última de diversas interacciones orales con el público, al que habló en catalán en ocasiones, no en vano conoce la Isla desde hace años. Hasta lo intercaló en una ocasión en una de sus interpretaciones, lo mismo que el topónimo de Es Mercadal, a modo de guiño.

Un joven entusiasta de las primeras filas recordó entonces a sus compañeros que Guitarricadelafuente no podía abandonar definitivamente el escenario sin haber cantado «Tramuntana». No era, sin duda, el único que lo pensaba. Y esta fue la única pieza del bis, interpretado parcialmente desde las alturas con amago de incidente en el descenso. Constituyó el remate ideal para el hechizo de una noche de verano, que se hizo algo corto con su apenas hora y cuarto de duración, pero que dejó embelesados, del mismo modo que tiene atrapados, a sus seguidores allí presentes. Más si cabe.

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