«El escenario es perfecto», reconoce el fotógrafo Mário Cruz (Lisboa, 1987) cuando habla del lugar elegido para exhibir en el marco del Menorca Doc Fest su proyecto fotográfico «Roof», una mirada al lado más oscuro de la crisis inmobiliaria en su ciudad natal. Sus imágenes se pueden ver en el Mirador del Claustre del Carme de Maó y la fachada de la antigua nave Seat, un edificio, enfatiza el artista, «que no está siendo utilizado y que en Lisboa sería hogar para muchas personas». Dicha construcción podría ser perfectamente una más de las que ha fotografiado durante los diez últimos años, escenarios de un proyecto que refleja «una realidad que está descontrolada», lamenta.
Cruz, ganador en dos ocasiones del prestigioso premio World Press Photo, es reconocido internacionalmente por sus ensayos centrados en las injusticias sociales y los derechos humanos. Ha viajado por medio mundo, pero para «Roof» no tuvo que mirar muy lejos. «Estamos hablando de personas que tienen sus trabajos, sus familias; son jóvenes de 20, 30 años, pueden ser parejas de 40 y 50 años y también personas que han trabajado toda su vida y que ahora deberían poder descansar y, en realidad, no pueden porque no tienen una casa para vivir», explica sobre los protagonistas de su proyecto.
Su cámara ha sido testigo de esa realidad entre 2014 y 2024, un periodo durante el que, lejos de solucionarse el problema, «lo que cambió fue la dimensión». Rememora que cuando empezó a fotografiar, las personas que estaban en esa situación de precariedad habían perdido sus trabajos. Cuando terminó el proyecto, todas las personas que retrató tenían empleo. «Y además de tener empleo, muchas eran funcionarios públicos, tenían sus vidas, digamos, normales, salvo que no tenían una casa. Así que, en diez años, no se resolvió nada respecto al problema de la vivienda, al contrario», explica.
Y eso en una capital que hoy día es un destino turístico de primera línea en Europa, pero los números para la gente de a pie no cuadran. Explica Cruz que es imposible encontrar en Lisboa un piso de una habitación por menos de 1.200 euros, cuando el salario mínimo en Portugal es de 800. El alquiler medio, según el gobierno luso, ronda los 2.300 euros, añade el artista, que lamenta que «no hay políticas que vengan a dar respuesta a este problema».
Una situación que resulta un tanto familiar. «Esta realidad que yo he fotografiado en Lisboa es una realidad compartida, como sabemos, con otras ciudades y otros países, incluido España». «Roof» es la manera que tiene Cruz de plantar cara a lo que sucede. «Mi fotografía siempre ha tenido sentido al estar dedicada a realidades que están escondidas o que son ignoradas. Es importante mostrar lo que está sucediendo», que en el caso de su proyecto es reflejar «esa realidad de no tener una casa para vivir».
«Siento que la fotografía humanista es más necesaria que nunca», reflexiona Cruz sobre una época en la que las imágenes «son vistas, consumidas, de una forma absolutamente descontrolada. Son miles de fotografías que vemos todos los días y es muy difícil captar la atención del público. Pero creo que esta fotografía, una fotografía que acaba revelando, es importante; y el fotoperiodismo y la fotografía documental tienen un papel determinante en la creación de testimonio».
Cruz reconoce que no fotografía «solo para tener una foto», busca una narrativa, tarea en la que le ayuda mucho el blanco y negro «para crear una conexión entre las imágenes. El hecho de poder hacer una fotografía no tanto por la parte cromática sino más bien por la luminosidad, como autor siempre me ha atraído». Recalca que en el caso de «Roof» «lo que fotografié está escondido. Si hoy la gente va a Lisboa no lo va a ver. El blanco y negro también cambia eso de alguna forma, porque hay muchas fotos que están en ese punto de lo que se ve y lo que no se puede ver. Es una realidad escondida, pero que no puede seguir siendo ignorada», concluye.