Cuando el equipo de rodaje de la película «La hora bruja», dirigida por Jaime de Armiñán, llegó a mediados de la década de los 80 a su pueblo, A Guarda (Pontevedra), el joven Jorge Laguardia vio en acción a Concha Velasco y Victoria Abril y ello despertó en él el deseo de ser artista. «Era un niño y me quedé flipado», rememora sobre la chispa que inició una carrera en la que a la postre se ha convertido en un auténtico hombre orquesta.
A sus 53 años, puede decir que ha sido, entre otras cosas, actor, director artístico, fotógrafo, showman, maestro de ceremonias y ha trabajado en cine, televisión y teatro. Su explicación a semejante grado de versatilidad tiene que ver con el hecho de haber vivido en los 90. «En aquella época teníamos que hacer de todo al mismo tiempo. Es decir, empezaba el día yendo a un casting, luego tenía que hacer la dirección artística del rodaje de un cortometraje, terminar un decorado y aprenderme un guion. Y después salir corriendo para el Gula Gula, porque por aquel entonces éramos de las primeras drag queens en Madrid».
Tras el alto ritmo de Londres, el artista busca la calma en la Isla | Guto
Laguardia recaló en la capital para estudiar interpretación tras un breve periodo trabajando en el mar (experiencia que aprovecho para hacer una obra de teatro) y después puso rumbo a Londres, donde logró abrirse un hueco en el mundo del espectáculo en un amplio abanico de proyectos, lo que le llevó a ganar en 2003 el premio Mister Talent Internacional. Tras 15 años viviendo en Inglaterra, hace menos de uno recaló en Menorca con su marido, el diseñador Mark Watson, para abrir en Maó un taller de alta costura.
En busca de la calma
«La tralla de Londres y las grandes capitales ya la hemos vivido, y estábamos buscando un sitio más tranquilo, trabajar desde la calma, sin quien hiciera falta correr». Y el lugar lo han encontrado en la ‘isla de la calma’, donde Laguardia pretende seguir dando rienda suelta a su creatividad dentro del mundo de la cultura. Cuando un local le preguntó si estaba seguro de instalarse en Menorca durante todo el año y si no temía el invierno, se le ocurrió la idea de montar un curso de cabaret que comenzará a impartir en noviembre en las instalaciones del Orfeó Maonès.
«Voy a enseñar a los alumnos a crear un personaje, algo que les ayude como individuos, porque el cabaret es terapéutico, te ayuda a vivir», explica Laguardia sobre el proyecto que está a punto de poner en marcha y que cerrará su primera edición sobre el mes de febrero con un show. «Además del personaje, les voy a enseñar a crear una situación, a saber improvisar».
El cabaret es un arte que le ha ayudado mucho en su vida, rememora. «Yo fui un chico que sufrí bullying en la escuela de teatro. Pero los sábados hacía cabaret, y ello me ayudó a abrir los ojos y aguantar». Se refiere al espectáculo «La Katarsis del Tomatazo». «Los sábados era la persona más feliz del mundo y eso me ayudo en todos mis trabajos posteriores», rememora el artista, con un currículum tan extenso como variado a sus espaldas, en el que también figura el haber hecho los coros (playback) a Celine Dion en un programa de televisión. Y es que como dice, «en la vida se aprende de todo y de la nada siempre se puede hacer algo, aunque sea sin dinero».
No cabe un snob más en la isla. ¡Qué pena!