Lo que se está viviendo estos días en Baleares tiene mucho que ver con Baleares, pero también tiene que ver con Madrid y con las elecciones que ha convocado Pedro Sánchez para el próximo 23 de julio. Este martes se elegía al presidente del Parlament y a los miembros de la Mesa, pero había mucho más que esa simple elección porque en el Parlament se sentaban también, en espacios diferentes, los cuatro candidatos de las formaciones con opciones de conseguir un escaño en el Congreso: José Vicente Marí (PP), Francina Armengol (PSIB), Jorge Campos (Vox) y Vicenç Vidal (Sumar Més), acompañados por segundos como Antonio Salvá, Maria Salom o Miquel Jerez.
En Baleares pasan cosas y estas negociaciones políticas pueden ser el famoso aleteo de una mariposa que termina provocando una tormenta en Madrid. Es tan importante qué se negocia, pero más aún qué parece que se negocia y aún más todavía qué se dice que se ha conseguido de esas negociaciones. Vox necesitaba salir de sus reuniones con un triunfo, que en este caso ha sido la Presidència del Parlament. Eso es cierto. De estas conversaciones, también sale diciendo que otro triunfo ha sido cerrar un programa férreo que marcará la agenda de Prohens. Vox necesitaba que se viera esa victoria porque sus votantes están al acecho para saber si cogen la misma papeleta en las elecciones del 23 de julio.
Ahora le toca al PP, que también necesita salir de esta negociación con un triunfo o, al menos, con algo que parezca un triunfo. Todo tiene que ver con cómo se percibe la realidad política. La primera reunión que mantuvieron Josep Tarradellas y Adolfo Suárez fue un desastre, pero ambos salieron diciendo que había sido un éxito. PP y Vox necesitan lo mismo: acabe como acabe la negociación, los dos necesitarán vender su éxito.