Las elecciones del 26-M también se juegan en Menorca entre los dos bloques políticos, de la izquierda y de la derecha. Los seis principales candidatos a la presidencia del Consell lo demostraron ayer en el Ateneu al manifestar sus diferencias sobre la carretera, el turismo y la lengua.
En las intervenciones iniciales solo Vox y C's, que coinciden en el desdoblamiento o autovía, destacaron el tema de la carretera general, que pronto se convirtió en el asunto más discutido. Al menos sirvió para definir posiciones. Misericordia Sugrañes (PP) dijo que «lo importante es que se acaben las obras» y en una segunda intervención explicó su modelo, el del anterior gobierno del PP: «una carretera con doble nivel, arcenes de 2,5 metros, que evitará los giros a la izquierda y recuperará el carril para bicicletas». Antoni Camps (Vox) sueña con la autovía y José Negrete (C's) se apunta al desdoblamiento. Mientras Susana Mora (PSOE) y Maite Salord (Més) coincidieron en poner el tramo de Ciutadella-Ferreries como el ejemplo del modelo a seguir. Cristina Gómez (UP) participa del mismo criterio de sus socias del equipo de gobierno actual pero reconoce que los informes técnicos no han permitido derribar los puentes. Reconoció que el derribo del de L'Argentina no tiene justificado un interés público como si lo tiene el de Rafal Rubí. Maite Salord también lanzó una advertencia: el convenio de carreteras «necesita un gobierno estable en Madrid» porque no está ratificado por el Consejo de Ministros y por tanto la inversión pendiente para terminar las obras no está asegurada.
Camps y Negrete fueron los más críticos. Compartieron que el tramo de Ciutadella-Ferreries «es una pifia» y el candidato de C's apuntó tres puntos negros urgentes: la mala solución del cruce del Pilar, el cruce de Torre-solí y el acceso a la gasolinera de Es Mercadal.
El turismo y la lengua
Los tres partidos de la derecha son partidarios de abrir la mano con el alquiler turístico. Sugrañes anunció que esta será una de las primeras medidas que tomará si accede a la presidencia, además de recuperar la Norma Territorial Transitoria. Por otra parte, los tres de izquierdas mantienen la necesidad de regular y limitar la actividad.
Sugrañes denunció el divorcio entre el Consell y el sector turístico y coincidió con Camps sobre la pobre dotación de la transferencia de la promoción turística. Maite Salord argumentó que «a mi el sector nunca me ha plantada en una feria como le sucedió a la consellera de Turismo del PP» y afirmó que la dotación ha sido suficiente para la gestión propia de la promoción. Y presumió de resultados: «28 % más de turistas en 5 años; 40 % llegan fuera de la temperada alta; asistencia a 70 % más de ferias especializadas».
La discusión sobre la lengua es la salsa de todos los debates. Los tres partidos del centro a la derecha están por potenciar la modalidad menorquina y no discriminar a los castellanos en la ocupación de plazas públicas de empleo. Mientras los tres del centro a la izquierda defienden el modelo de inmersión lingüística y niegan que exista un problema real.
Sobre pactos no se habló. Seguramente porque no hace falta.