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Elecciones municipales 2019

Los candidatos de Maó se comprometen a que el agua que se cobra sea potable

El debate sobre los cruceros se centra en el tamaño de los buques y los beneficios que dejan

El orden de las intervenciones se decidió por sorteo: empezó Reynés y el último fue Serrano | Javier Coll

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Las elecciones locales son distintas al resto. Se comprobó este miércoles en el Ateneu que llenó el salón de actos y la sala de tertulias y la biblioteca, donde se seguía mediante una pantalla. Precisamente fueron las intervenciones del público las que animaron el debate para tratar tres cuestiones: la calidad del agua, el turismo de cruceros y los impuestos, con el IBI como estrella invitada.

El agua «no potable»

«¿Por qué si el agua que se suministra a los ciudadanos es no potable no se ha bajado su precio?». Esta fue la primera cuestión del coloquio. Águeda Reynés recordó que el Ayuntamiento está obligado a servir agua potable. Conxa Juanola también hizo evidente que el problema no se ha abordado en 20 años y que ahora es cuando existe el proyecto de una desnitrificadora, una obra ya licitada. Hizo referencia a que hace falta otra instalación similar. Reynés explicó que la nueva ordenanza del agua promovida por el equipo de gobierno no se ha aprobado y que el PP pidió bonificaciones por la poca calidad del suministro. Juanola insistió en que las bonificaciones previstas son para los tres primeros tramos de menor consumo y que en cambio sube el precio para quienes más agua gastan. Héctor Pons apuntó que «el problema también es de calidad» e invitó a los asistentes a que miren lo que pagan por el agua, una forma de insinuar que el valor del líquido más importante sigue siendo muy bajo. Ricard Terré añadió que «6.800 metros cúbicos de suministro diario es un volumen que no hay desnitrificadora que lo pueda asumir» por eso insistió en que «lo importante es no contaminar» y pidió mejoras en la red de saneamiento.

El «sí, pero» de los cruceros

Todos los partidos están de acuerdo en que Maó debe acoger cruceros pero el tamaño de los buques marca diferencias. Héctor Pons defendió la opción de que los grandes fondeen en la bocana y desembarquen en un muelle provisional en La Mola, así «no consumen agua ni generan residuos». Conxa Juanola cree que «el debate de los cruceros es el mismo que el del tipo de turismo que queremos» y concluyó: «aspiramos a los turistas de crucero que valoran Maó como destino». Puso sobre la mesa lo que pasa en Palma y en Barcelona donde la masificación provoca muchas quejas.

Águeda Reynés apostó claramente por este tipo de turismo y recriminó que el equipo de gobierno no haya ido a las ferias a promover el destino de Maó. «Por eso va a bajar este año un 50 por ciento». Serrano no tiene dudas de los beneficios. Terré tampoco: «los cruceros de 300 metros a lo mejor se van a Ciutadella», bromeó.

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