Ll.A.C. Es Migjorn Gran
El 9 de julio de 1989 Es Migjorn Gran se emancipaba, y dejaba de vivir bajo la tutela de Es Mercadal. Ese día, un emocionado Cristòfol Moll Huguet asumía el reto de ser el primer alcalde del municipio. Tras el acto, no pudo reprimir las lágrimas al lado de Gabriel Cañellas al escuchar los aplausos de la gente. Casi veinte años después, se siente orgulloso del Migjorn independiente que empezó a caminar con la vara de mando en sus manos.
Veinte años, ya, de aquel 9 de julio histórico.
Fue la culminación de todo un proceso. En lo que a mí respecta, ya en el 79 formé parte del Consistorio de Es Mercadal con la condición de que, si en algún momento consideraba que teníamos que solicitar la independencia, se me debía respetar esta voluntad. Desde entonces hasta el 89 fueron diez años de trabajar para conseguirlo.
¿Por qué necesitaban la independencia?
Personalmente estoy convencido de que todos los pueblos deben tener su propia administración, en este caso su Ayuntamiento. Después ya asumirá más o menos competencias en función a sus recursos, pero las decisiones políticas que afectan a ese pueblo deben tomarse en ese pueblo. En lo colectivo, los que lideramos este proyecto lo hicimos convencidos de que era lo que la gente pedía, ya que hubo otros intentos anteriores que no fructificaron, seguramente porque el tiempo no era propicio...
Hubo incluso una ocasión en que todo el censo, excepto una persona, firmó a favor de la independencia...
El censo entonces estaba formado por los cabezas de familia, y así fue. Solamente uno de estos miembros se abstuvo.
Eso demuestra que el sentimiento de pueblo era muy potente ya desde tiempo atrás.
Así es, sin duda.
¿Quizá este sentimiento surgía por la lejanía geográfica con el pueblo de Es Mercadal?
Antes los medios de transporte eran mucho peores, y mayor sacrificio significaba desplazarse hasta Es Mercadal para tramitar cualquier cosa. Fue un motivo importante.
Su discurso ese día 9 de julio de 1989 fue tremendamente emotivo.
Lo hice pocos días antes, sin enseñarlo a nadie y sin que nadie me rectificara ni una coma. Parece que gustó.
Y ahora, veinte años después...
Repetiría exactamente lo mismo. La independencia ha sido positiva.
¿Cómo ha cambiado Es Migjorn en estos veinte años?
Mucho y para mejor. Se han conseguido muchas mejoras, y unos servicios que antes no estaban. Pero hay algo que no me gusta. Veinte años atrás el pueblo era una piña, nosotros nos sentíamos muy apoyados, y ahora la vida está muy politizada.
Ciertamente, ha habido años de gran crispación política.
Una crispación que yo no puedo entender. Yo no creo en los ismos: comunismo, socialismo... Eso tenía sentido en tiempos pasados, ahora ya están fuera de lugar. Ahora que ya tenemos derechos y obligaciones reconocidos, los ismos sobran. Además, en pueblos como Es Migjorn lo que debería primar son las personas, las que ofrezcan mayores garantías a la hora de administrar los recursos de todos. Hoy día, ni un gobierno de izquierdas ni de derechas es garantía de nada.
En un pueblo del tamaño de Es Migjorn, que ronda los 1.500 habitantes, eso adquiere más valor, quizá, y a pesar de eso, hoy hay tres partidos representados en el Consistorio y con rencillas constantes entre ellos.
Cierto. Yo no creo en eso.
De estos veinte años pasados, ¿cuál ha sido para usted el principal cambio en Es Migjorn?
Antes eran pocos los jóvenes que accedían a la universidad, y ahora son muchos los universitarios. No obstante, sigue siendo difícil que vuelvan aquí una vez titulados y su esfuerzo repercuta en el pueblo. Otro de los cambios importantes ha sido la creación de una zona industrial. Es Migjorn tiene que crecer a partir de la actividad laboral y empresarial, y eso era una de las carencias del municipio. Ahora las naves construidas han sido un gran avance en este sentido. Hoy Es Migjorn Gran está estructurado para empezar a crecer.
¿Y cuál es la asignatura pendiente de este municipio?
Que la gente crea que por encima de ideas políticas debe primar el pueblo y el apoyo a todas aquellas iniciativas que vayan en beneficio de la comunidad.
¿Cree que hoy sería posible una segregación como la que se produjo en 1989?
Aunque eso depende de instituciones políticas, quienes las conforman son las personas, y yo creo que la segregación sí sería posible si las personas que había entonces fueran las mismas ahora.
¿De quiénes habla?
Del Ayuntamiento de Es Mercadal, primero en su día Fermín Gomila y después Antoni Pons Fuxà, que fueron muy receptivos. El Govern balear también nos apoyó mucho, y Joan Huguet fue un respaldo importante en esos tiempos.
También es destacable el papel de la Entesa de l'Esquerra, con Joan F. López Casasnovas y Bep Gomila.
A día de hoy, ¿qué consejo les daría a quienes representan al pueblo en el Ayuntamiento?
Que apliquen lo que decía antes de las personas por encima de las ideas políticas, de primar el interés general antes que los ismos. Y eso deben aplicárselo primero los políticos, y después el pueblo en general. No tiene sentido que un pueblo de 1.500 habitantes esté tan politizado. Lo importante no son las siglas de un partido, sino el trabajo que cada persona hace para el pueblo.
¿Cómo celebrará usted los veinte años de independencia?
Lo recordaré como lo he recordado cada año, pero tampoco no habrá ninguna celebración especial.