Los hoteleros se muestran prudentes a la hora de hacer previsiones para esta Semana Santa. La mayoría coincide en que, hasta el momento, la ocupación es similar a la del año pasado y atribuyen la poca demanda al hecho de que los clientes esperen a las ofertas de última hora para hacer sus reservas.
En el caso de los pequeños establecimientos, como el de Dorita Latorre, propietaria de Llucmaçanes Gran, del 1 al 5 son las únicas fechas en que tiene reservas previstas y éstas sólo suponen el 50 por ciento del total de las plazas que disponen.
"El año pasado fue mejor que éste, si no se anima en el último momento", se atreve a afirmar Latorre. La causa, según ella, reside en que "el coste del viaje es elevado. Los vuelos son caros, y por mucho que nosotros ajustemos precios, el cliente tiene en cuenta todo el conjunto antes de escoger sus vacaciones".
Con mayor cautela todavía responden en Biniarroca Hotel, y en el Hotel Rural Son Granot, desde donde sólo se atreven a prever una ocupación similar a la de 2009.
La excepción es Jaume Febrer, copropietario del establecimiento de agroturismo Alcaufar Vell: "Durante los cuatro días clave de Semana Santa, la ocupación en nuestras instalaciones será de casi el 80 por ciento, mientras que en el conjunto de las vacaciones será del 50 por ciento".
A pesar de haber tenido que atrasar su apertura, planeada en febrero, sus niveles de reservas, reconoce, son similares a las de 2007. Las perspectivas para esta temporada, según Febrer, son positivas. Sin embargo, advierte, " habrá que esperar a que pase Semana Santa para conocer resultados y hacer la valoración de las cifras".