Autoficha
Me llamo Marisa Gerhardt Barbosa y tengo 40 años. Nací en Brasil pero vivo en Ferreries, aunque también he residido en Alaior y Es Mercadal. Tengo un hijo de 12 años y hablo cuatro idiomas: portugués, inglés, italiano y español. Mis aficiones son los animales, la danza y el senderismo. Me encanta descubrir nuevos lugares.
¿Cuál fue el motivo de su llegada a Menorca?
Vine por motivos laborales. Anteriormente residía en Granada pero, como me gusta ir viviendo en sitios diferentes, decidí probar en Menorca. Soy muy aventurera en ese aspecto. De la Isla me gustó su belleza natural. En Brasil también tenemos muchas playas y espacios protegidos. La verdad es que no conocía nada de este lugar, me gusta descubrir los lugares por mí misma.
¿En qué otros países ha vivido anteriormente?
Aprendí español en Argentina y estuve viviendo allí un tiempo. Posteriormente estuve en Italia, donde nació mi hijo, y en Sudáfrica. También he residido en Portugal, ya que se habla el mismo idioma que en Brasil.
De todos los países en los que ha vivido, ¿cuál le impresionó más?
De cada lugar te llevas algo, todos tienen algo único y especial, creo que no se pueden comparar. Quizá Sudáfrica supuso para mí el mayor choque cultural. Yo vivía en Johannesburgo, una de las ciudades más peligrosas del mundo. Allí no hay término medio y el contraste es muy fuerte. Recuerdo que se podían leer historias de personas devoradas por leones o tribus que hacían ritos con niños. Había muchísima violencia y nosotros vivíamos en una especie de ciudad cerrada en la que había de todo, te arriesgabas si salías de la zona. Es uno de los peores aspectos, porque el país es bellísimo.
Aparte de trabajar como administrativa, también dedica tiempo a colaborar con la Protectora de Animales de Ciutadella.
Sí, colaboro con ellos como canguro de perros y gatos ofreciendo atención personalizada y montando mesas informativas en los mercadillos. Hasta ahora montaba el puesto en Es Migjorn Gran, pero ya he solicitado permiso al Ayuntamiento para poder instalarlo en la plaza de España de Ferreries. Es muy útil porque así ayudamos a concienciar a la gente de lo importante que es adoptar animales en vez de comprarlos. Hay personas que se acercan a preguntar en qué consiste nuestro trabajo y a hacer algún donativo, pero cuesta bastante que alguien se anime a hacerse socio.
¿Qué le gustaría hacer en un futuro?
Menorca es ideal para tener y criar niños, pero a nivel laboral es bastante limitado. Durante estos tres años he ido dando saltos porque los empleos no estaban muy bien pagados o no eran muy buenos. Yo soy comercial, me encanta el trato con el cliente, pero aquí las cosas funcionan diferente. Me gustaría quedarme en la Isla, pero para eso tendré que encontrar un buen trabajo.