El artista de origen argentino Mauri Lavayén está enfadado. La razón: en agosto se cumplirá un año de la inauguración de su escultura, el emblemático pincel que luce en la calle San Esteve de Maó. A día de hoy, sigue sin cobrar los 4.000 euros que el Ayuntamiento le prometió por este trabajo.
"Estoy en pie de guerra y no voy a parar hasta que me paguen. La Policía Local me conoce, y todo el mundo sabe ya cuál es mi reivindicación", explicó Lavayén tras protagonizar un acto simbólico de "embargo de imagen".
Alrededor de las 14 horas de la víspera de Sant Joan, y calculando el cambio de turno de los agentes municipales, Lavayén tapó el pincel con una gran bolsa de basura gigante y colgó un cartel en el que se podía leer su reivindicación: "Quiero cobrar mi trabajo".
Sin embargo, la protesta duró poco. En menos de media hora acudieron dos agentes de la Policía Local y en pocos minutos destaparon la escultura, ante la expectación de los vecinos que observaban atónitos la escena.
"Ojalá el Ayuntamiento hubiera sido tan rápido en pagar como los policías locales en venir", se lamentó el artista. Lavayén ya denunció en mayo su infructuosa lucha por cobrar.