Se llamaba Juan Antonio Lluch Dupont y el 26 de mayo de 1993 inauguró una triste estadística, la de los ciclistas fallecidos en las carreteras menorquinas, al no poder superar las graves heridas que sufrió al ser arrollado por una furgoneta en la carretera general una mañana de domingo. Su muerte causó tal conmoción que poco menos de un mes después de su fallecimiento, decenas de aficionados pedalearon en memoria de Lluch.
Ocho años después, el 27 de mayo de 2001, Margarita Fortuny Fortuny circulaba por la carretera de Alcalfar cuando fue alcanzada por un vehículo a las tres de la tarde, en un tramo recto con buena visibilidad. Tenía 51 años y falleció prácticamente en el acto, mientras el conductor del coche, vecino como ella de Sant Lluís, era atendido presa de un fuerte ataque de ansiedad.
El 10 de julio del año siguiente, a las ocho de la mañana, una furgoneta arrollaba a Francisco Valverde Gomila, de 62 años, cuando iba en dirección a Maó y se disponía a girar a la izquierda para entrar en la urbanización de Son Vilar, mientras el conductor del vehículo resultaba ileso. Tristemente, ocho años después, la estadística ha sumado dos nuevas muertes, las de Juan Garriga Carreras y José Antonio de Tena Naranjo.
La fatídica estadística se complementa con la de heridos de diversa consideración. No trascienden todos los incidentes en los que se ven involucradas bicicletas pero sí se tiene conocimiento de algunos accidentes más aparatosos. Así en mayo de 2005 un niño de diez años que circulaba por Sa Contramurada de Ciutadella era atropellado tras colisionar con un turismo y a finales de ese mismo año, otro vehículo colisionaba contra una bicicleta en la Ronda Norte de la ciudad de Poniente, sufriendo el ciclista un traumatismo craneal.
También traumatismo craneal, además de una fractura de muñeca, sufrió un hombre de 36 años que fue arrollado en la avenida Josep Anselm Clavé de Maó, casi en la confluencia con la Vía Ronda, en enero de 2008. Cerca de allí, concretamente en las inmediaciones de la gasolinera Depaso, un conductor se saltaba un paso de peatones en septiembre del año siguiente y golpeaba a un ciclista que debió ser trasladado al "Mateu Orfila".
Tres meses antes, en junio de 2009, habían colisionado un turismo conducido por un turista italiano y un ciclista a la altura del paseo marítimo de la urbanización Sant Jaume de Alaior. El ciclista quedó semiinconsciente y fue trasladado al centro hospitalario mahonés, donde permaneció varias horas en observación. Idéntico resultado tuvo otro accidente que se producía en noviembre de ese mismo año, en la carretera de Maó a Sant Climent y a la altura del Polígono Industrial, donde un coche arrolló a otro ciclista.
Ya en 2010, en mayo, un hombre de unos 40 años y nacionalidad alemana era arrollado en el kilómetro 10,6 de la carretera general, sufriendo una fractura complicada en el brazo derecho y quedando en estado grave. Tras ser sometido a dos operaciones quirúrgicas, fue repatriado a su país de origen. A finales de ese mes, un pequeño era atropellado por un autobús en Sa Caleta, en Ciutadella, aunque no hubo que lamentar daños de consideración.
Arturo Sintes, presidente de la Federación Balear de Ciclismo, confirma la evidencia. "En la mayoría de los accidentes, el ciclista no tiene culpa ninguna", asevera Sintes para quien el accidente de ayer "le podía haber pasado a cualquier aficionado a la bici, pero también a un peatón o a alguien que fuese a caballo". El presidente federativo constató, asimismo, que muchos accidentes en los que fallecen ciclistas se producen en circunstancias similares a las que rodearon el que segó la vida de Garriga y De Tena.
"A falta de confirmación, parece ser que los ocupantes del vehículo no habían dormido. Se producen muchos percances los domingos por la mañana porque gente que no está en condiciones coge el coche. Habría que aumentar la vigilancia a primera hora de la mañana de los días que ha habido fiesta. Conducir después de una juerga, sin haber dormido es un peligro, una bomba de relojería", reflexiona Sintes, quien añade apesadumbrado que "lo peor es pensar en las familias".