La veintena de explotaciones que proveen de cuajada a la fábrica de Quesería Menorquina no cobran desde el mes de agosto. De hecho, desde que el grupo Nueva Rumasa se hizo con las riendas de la antigua fábrica de El Caserío, siempre ha pagado a los proveedores con retraso, según ha podido saber el "Menorca".
Lo que en un principio eran demoras de semanas, se ha convertido con el paso del tiempo en retrasos de meses, acentuados este año. La facturación de mayo, junio y julio fue abonada a las explotaciones en agosto y desde entonces aún no han vuelto a cobrar por la cuajada que, a pesar de todo, siguen entregando a la fábrica.
Ante las quejas de las fincas afectadas, la empresa llegó a un acuerdo para abonar los meses de agosto y septiembre con un pagaré con fecha de vencimiento a partir del 15 de noviembre. El problema es que en dicho acuerdo, al parecer, no quedó claro si la línea de descuento abierta iría a cargo de Quesería Menorquina o de las explotaciones, es decir, el pago de los intereses en caso de cobrar el pagaré por anticipado.
Ante esta nebulosa crediticia, muchas explotaciones han decidido esperar a la fecha de vencimiento, circunstancia que está provocando serios problemas de liquidez a las fincas. Algunas han de pagar incluso a las cooperativas con las que trabajan y a sus asalariados al depender sus ingresos en cerca de un 90 por ciento del grupo Nueva Rumasa.
Sin ingresos y con gastos
De media, las explotaciones acumulan impagos de Quesería Menorquina que oscilan entre los 10.000 y 15.000 euros mensuales, en una época del año en el que deben hacer frente a importantes inversiones. Todas las fincas acaban de iniciar la temporada de siembra, lo que representa importantes gastos en semillas, abonos y gasoil. A estas facturas se suma el gran incremento que refleja el recibo del consumo eléctrico y el bajo precio de la carne en el mercado.
El problema se agudiza en un sector en el que llueve sobre mojado. Desde principios de año Nueva Rumasa decidió aplicar una rebaja del 10 por ciento en el precio de la cuajada respecto a la cuantía que abonaba hasta entonces Kraft, al considerar el grupo que la multinacional había mantenido durante años un precio ficticio por encima de mercado. Desde enero de 2010 Quesería Menorquina toma como referencia el precio en el mercado internacional o cheddar para fijar el de la cuajada.
La desesperación económica del sector se acrecienta cada día, y aunque reconoce que en la actual coyuntura de crisis muchas empresas, e incluso la propia Administración, están pagando a sus proveedores con vencimientos a 60 y 90 días, lo que más preocupa de esta situación es la escasa información que Quesería Menorquina ofrece a las fincas afectadas.
Además, fuentes del sector confiesan estar atados de pies y manos ante la imposibilidad de colocar su producción en otras empresas; COINGA no puede absorber más producción y los maduradores no quieren aumentar el queso artesano que comercializan.
Así pues, el pataleo de un plante de las explotaciones no pasa por sus cabezas, ya que sería aprovechado por el grupo Nueva Rumasa para comprar cuajada fuera de la Isla. Desde el sector se asegura que el campo de Menorca no había vivido una situación tan crítica desde hacía cincuenta años.
Las demoras en los pagos de Quesería Menorquina están siendo estudiados por algunas organizaciones agrarias que ya han abordado el problema en sus juntas con el fin de elaborar una estrategia de trabajo.
Quesería Menorquina siempre ha mantenido que se hizo con las riendas de la antigua fábrica de El Caserío con el propósito de quedarse en la Isla y con la intención de adquirir la legendaria marca a la multinacional Kraft, empeño para el que ha solicitado la colaboración de las autoridades locales y autonómicas.