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"Convertir a los hijos en confidentes durante la separación es un error"

Pepa Teixidó achaca a la falta de educación emocional y a la incapacidad para resolver conflictos los problemas de entendimiento que surgen en muchas parejas en proceso de divorcio

Claves. Para Teixidó la confianza es esencial para evitar el conflicto - Javier

| Maó |

Pepa Teixidó es la responsable en Menorca de la Associació per al Desenvolupament de la Mediació a les Illes Balears (ADEMIB). Su trayectoria en procesos de mediación es amplia. De ahí, su convencimiento de que las separaciones civilizadas son necesarias y posibles.

¿Qué objetivos persigue la mediación familiar?

La mediación familiar es un espacio para ayudar a las familias, fundamentalmente, en situaciones de separación o divorcio. Busca que los miembros de la pareja sigan funcionando como padre y madre y puedan llegar a acuerdos en relación al patrimonio que tienen en común y especialmente en lo referente a los hijos. La pareja se divorcia como pareja pero el vinculo paternofilial sigue vigente.

¿A raíz de qué situación nace esta forma de conciliación?

La mediación familiar surge en Estados Unidos en los años 70 para dar respuesta a los grandes conflictos que genera la Ley del Divorcio, sobre todo por lo que se refiere a su gran utilización. Se produce un colapso en los juzgados. A problemas nuevos, soluciones nuevas.

La mediación no sustituye en ningún caso el proceso judicial, ¿no es así?

Exacto. La mediación es un proceso complementario absolutamente voluntario. No se puede obligar a nadie a hablar con nadie. Además, es confidencial. Y los acuerdos los han de construir los miembros de la pareja, porque son ellos los que tendrán que vivir con lo que acuerden.

¿Cuál es el papel del mediador?

El mediador ha de mantenerse en la neutralidad y buscar que las dos personas recobren el diálogo. Hacerles comprender que son capaces de llegar a acuerdos porque así lo han hecho a lo largo de su vida en común: en el momento que decidieron casarse, cuando compraron una casa o cuando tuvieron un hijo. Hacerles ver que en el proceso de separación también pueden conseguirlo. Es un sobreesfuerzo porque cuando la gente se enfada solo recuerda lo malo y tira de la rabia para tener la fuerza suficiente para dar el paso de separarse.

¿Los mediadores trabajan con la pareja de adultos o también se incluye a los niños en el proceso?

Hay mediadores que trabajan solo con adultos y hay otros que cuando la pareja llega a un acuerdo, se lo explican a los hijos. Incluso hay algunos profesionales que trabajan con los niños de forma paralela, incluyen a toda la familia en la mediación.

¿Gana adeptos la mediación en España?

Es poco conocida. Como país, somos bastante apasionados, un poco radicales. Todo lo vemos o blanco o negro. Y pensamos que no tenemos nada de qué hablar con la persona de la que nos separamos. Pero hablando, las cosas se solucionan más que yendo a una guerra. Una guerra, en la que lo más grave es que no solo participan los dos adversarios, sino que cada adversario implica a su familia y a sus amigos. Esto no puede ser. No se trata de conseguir que sean amigos del alma pero sí de lograr que se imponga el respeto. No alimentar la rabia y el rencor.

¿Por qué es tan común que surja el conflicto en la separación?

Nos falta mucha educación emocional, mucha educación en resolución de conflictos. Hay que hablar, tener complicidad y confianza.

¿Una separación siempre es traumática para los niños?

Una separación nunca es bien recibida por un niño. Pero una separación es consecuencia de una mala relación. Y para los niños siempre es mejor unos padres separados que una situación de alta tensión. Es mejor que los padres estén separados pero contentos que juntos pero enfadados. Lo que realmente es traumático es que los padres continúen peleándose una vez ya no comparten su vida.

Una clave para evitar el conflicto, ¿es comprender que la separación no significa lo mismo para la pareja que para los hijos?

Es fundamental. Hay padres que convierten a los niños en confidentes. Esto es horrible porque se hace mucho daño al hijo. El niño quiere tanto a su padre como a su madre. Y si uno critica al otro, y yo lo quiero, soy malo porque quiero a alguien que me dicen que es malo. Los problemas que surjan durante la separación hay que hablarlos con otros adultos. Y recordar siempre que nuestros hijos tienen derecho a tener un buen padre y una buena madre. Cuando nos divorciamos seguimos teniendo las mismas capacidades para ser padre o madre.

Entre los cambios a los que se enfrenta un niño con la separación de sus padres es que ha de vivir entre dos hogares. ¿Supone esto un problema?

Hay niños que por la mañana están con la canguro, luego van al colegio, los recoge la abuela, realizan actividades extraescolares y finalmente van a su casa. La mayoría de niños viven en dos o tres espacios cada día. El problema no es cambiar de espacio. Lo importante es que el niño sepa dónde tiene que ir y que perciba que en los espacios en los que está hay consenso entre los adultos.

¿Qué papel ha de jugar la escuela en este proceso de adaptación a la nueva situación?

El papel de la escuela es muy importante. Un divorcio es una organización familiar diferente. Y requiere un proceso de adaptación. Lo que tendría que hacer la escuela es acompañar al niño en este proceso de cambio. El niño debe saber qué va a pasar con su vida. Para darle mayor seguridad es recomendable establecer un calendario.

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