Noche de símbolos –fuego, luz, Palabra, agua y comunión– para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo en la Vigilia Pascual que se desarrolló anoche en todas las parroquias de la Isla. La Diócesis menorquina se sumaba así a la alegría de cristianos de todo el mundo en torno al "acontecimiento más fundamental de toda la historia de la humanidad" en palabras del monseñor Salvador Giménez, quien presidió la celebración que tuvo lugar en la Catedral.
La Seo menorquina vivió con una intensidad subrayada por las voces de la Capella Davídica y el acompañamiento de Tomé Olives al órgano las diferentes partes de la Vigilia, la bendición del fuego y la preparación del Cirio Pascual, las liturgias de la Palabra, del bautismo y de la comunión, así como la bendición del agua y la renovación de las promesas bautismales.
El obispo Salvador aprovechó su breve homilía para expresar una acción de gracias y animar a los fieles "a vivir con alegría la fe en el Resucitado" y anunciar sin miedo la Buena Nueva. "Preguntémonos si trasladamos esta alegría a nuestra vida cotidiana, si anunciamos a Jesús como se nos ha pedido y si construimos el Reino de Dios aquí en la tierra", reflexionó monseñor Giménez para referirse a la Pascua que se celebra desde hoy con misas, procesiones y "Deixem lo Dol".