La capacidad de aguante de las farmacias menorquinas está llegando al límite por los impagos de recetas del Govern. No hay desabastecimiento de medicamentos, pero muchas boticas están cerca de atravesar la línea roja que marca la necesidad de aplicar recortes.
Los farmacéuticos de la Isla no cobran desde hace meses y es que el gobierno autonómico les adeuda ya cerca de cinco millones de euros (41 millones en toda Balears), correspondientes a las facturas de la Seguridad Social de junio, julio, agosto y el 70 por ciento de mayo, a razón de aproximadamente 1,4 millones mensuales.
El gerente de la Cooperativa Farmacéutica de Menorca (COFARME), Guillem Pons es claro al respecto "Hasta ahora no hemos hecho ningún recorte, pero no lo excluimos. Los proveedores quieren cobrar los medicamentos y muchas farmacias han tenido que pedir créditos para poder afrontar esta situación", explica.
El hecho de que las farmacias hayan dejado de cobrar la prestación del Govern por las medicinas de las Seguridad Social no sólo pone en peligro la viabilidad de muchos negocios, sino también el pago a proveedores y las nóminas de los propios trabajadores.
Este sector se acerca peligrosamente al precipicio de no poder dispensar medicamentos de la Seguridad Social sin el previo pago de los pacientes, una cuestión delicada en caso de personas jubiladas.
"De momento aguantamos. Estamos pendientes del calendario de pago que nos prometió el Govern", advierte el responsable de COFARME, en referencia al calendario que el Ejecutivo autonómico prevé presentar a los farmacéuticos este mismo mes para disipar el riesgo de posibles desabastecimientos de medicamentos en las farmacias si continúan los impagos.
El Govern adelantó el mes pasado un 30 por ciento de la factura de mayo, tras la amenaza del Colegio de Farmacéuticos de Balears (COFIB) de cerrar una vez por semana o varios días seguidos las oficinas de farmacia.
El voto de confianza dado por el sector al gobierno de Bauzá finaliza en los próximos días y, de momento, las negociaciones siguen abiertas.
El verano ha dado un respiro a las farmacias situadas en las zonas más turísticas a través de la venta libre de productos de parafarmacia que no requieren receta y que son abonados íntegramente por el cliente, pero a su vez ha obligado a los negocios a la compra de estas existencias y, por tanto, ha rascarse aún más un bolsillo ya maltrecho.