"Si en lugar de pensar en demoler y dejar caer, que siempre es gasto, además de mala imagen de la Isla y atentado a la historia social, se pensara en sacarles un rendimiento, como concesión con alquiler y deber de mantenimiento, de otra forma nos iría".
Éste es uno de los comentarios que ha generado en internet la noticia publicada el pasado miércoles por este periódico sobre la intención de Costas de desalojar las cuevas y casetas de la playa de Ses Fontanelles, en Ciutadella. El debate sobre la necesidad de preservar el dominio público choca en este caso con lo que muchos consideran una tradición histórica, un rasgo cultural, uno de los emblemas de las 'anades a fora'.
Ayer, el máximo responsable de Costas en Balears, Celestí Alomar, cerró definitivamente la puerta al uso de las instalaciones de Ses Fontanelles como viviendas. "La ley no permite ese uso en el dominio público, y por lo tanto, nosotros, como ejecutores de la ley, no podemos permitirlo", afirma.
Sobre la presencia a finales de septiembre del personal de su departamento a los usuarios de las cuevas y casetas de Fontanelles, Alomar explica que "fue una visita puntual, en la que solicitamos a los allí presentes que aportaran la documentación que acreditara que pueden hacer uso del dominio público".
Como ya informó este periódico el pasado miércoles, los habituales de Ses Fontanelles no poseen documento alguno en este sentido, y basan su estancia en la cala en la tradición popular, y algunos de ellos, en una especie de herencia sentimental de sus antepasados. "Si no pueden presentar ningún documento, entonces estaremos ante una ocupación no permitida del dominio público, y deberemos actuar en consecuencia", concluye Alomar.
El delegado de Costas no cierra la puerta a que los mismos usuarios que hasta ahora disfrutan de las cuevas y casetas puedan seguir haciéndolo. "Pueden solicitar una concesión para ocupar el dominio público", sostiene, pero este hipotético permiso excluiría, aclara, cualquier uso residencial de esas instalaciones. Es decir, las casetas no podrían seguir utilizándose para las 'anades a fora', o para las 'vegues'. "Podrían ser varaderos o instalaciones similares, pero no viviendas", dice.
Alomar apunta otra vía para que las casetas y cuevas de Ses Fontanelles no queden vacías y sin uso tras un desalojo que, a pesar de que no quiere nombrarlo como tal, todo apunta a que se producirá. El delegado de Costas entiende que si alguien cree que esas instalaciones deben ser salvadas de un posible abandono, la clave está en el papel que jueguen las administraciones públicas, especialmente el Consell o el Ayuntamiento de Ciutadella.
"Si consideran que la zona lo merece, podrían iniciar el proceso para declarar esta zona como Bien de Interés Cultural, bien etnográfico o alguna otra figura de protección, que garantice su pervivencia en el tiempo", considera Alomar, quien añade que alguna asociación ciudadana, o incluso alguna persona individual, podría solicitar esta protección. Otra cosa es que después se aprobara.
Con declaración de interés o sin ella, el delegado de Costas apunta a que alguna administración, si lo considerara oportuno, podría solicitar una concesión para utilizar ese espacio, aunque siempre con un uso público. En ese caso, entiende Alomar, proyectos como la instalación de una escuela de piragüismo, submarinismo u otras iniciativas similares podrían ser viables.
Interpelado sobre si esta vía incluiría la posibilidad de que, por ejemplo, los alumnos quedaran a pasar la noche en las casetas o cuevas, el delegado de Costas no se pronuncia y apunta a un posible análisis si en algún momento se plantea esta posibilidad. Lo que sí descarta totalmente es que la administración pueda hacer de Ses Fontanelles una especie de albergue o sitio para ir a acampar, que pueda ceder a los interesados a cambio de un alquiler.
"La administración no puede actuar como un intermediario inmobiliario", sentencia.
"Solo aplicamos la ley"
Tras conocerse, a través de este periódico, la noticia del desalojo de Ses Fontanelles, muchos han acusado a Costas de querer acabar con parte del patrimonio cultural e histórico menorquín.
"Estas casetas y cuevas forman parte del encanto de Menorca", comentaba un lector en la edición digital de este diario. Otro apuntaba que "nos van a quitar el 'último reducto' de Menorca en el cual se respiraba la auténtica esencia de 'anar a fora'".
Sobre estas críticas, Celestí Alomar se defiende asegurando que "nosotros simplemente aplicamos la ley, somos una unidad administrativa. Las decisiones sobre cómo se debe legislar el litoral no nos corresponden a nosotros. Seguro que se pueden buscar soluciones a esta situación, en base a la ley, pero es algo que está en manos de otras instituciones. Nosotros, insisto, solamente aplicamos la ley".
Con este debate abierto, los usuarios de Ses Fontanelles siguen esperando las cartas que el personal de Costas les prometieron. Cartas que, según explicaba uno de estos usuarios, serán el inicio de la cuenta atrás para el desalojo de un espacio de dominio público que algunos creen ocupado injustamente, y otros como parte de la tradición. El debate está servido.