El juicio de la Audiencia Provincial de Palma contra un acusado por un delito contra la salud pública quedó ayer suspendido hasta el próximo día 19 al no comparecer un perito que estaba llamado a declarar al encontrarse en un curso.
Durante la vista oral, que se reanudará en Palma, el imputado J.C.G.M., que fue detenido en el puerto de Maó al intentar introducir en la Isla 2,6 kilogramos de cocaína, aseguró desconocer que el vehículo que conducía escondiera droga en la parte alta del salpicadero.
El imputado alegó que el coche Audi A-3 de color negro con el que viajó desde Barcelona por vía marítima no era de su propiedad sino que tan sólo se encargaba de portarlo hasta la Isla para venderlo. El propietario del vehículo le prometió una cantidad de dinero por transportar el automóvil hasta Menorca, donde debía entregárselo al comprador, en el caso de que éste accediera a la transacción tras ver el vehículo.
"Cometí un error fiándome del propietario del coche", reconoció J.C.G.M, quien ya cumplió una condena de nueve años y dos meses de prisión en una cárcel madrileña por un delito contra la salud pública.
Asimismo, el acusado indicó que esta a punto de finalizar un tratamiento de desintoxicación.
Los hechos enjuiciados ayer se remontan al 14 de febrero de este mismo año cuando el acusado fue detenido durante un control rutinario de la Guardia Civil a la llegada del barco de Baleària Martí i Soler. Uno de los perros del Servicio Cinológico de la Benemérita marcó el vehículo conducido por J.C.G.M y, aunque en un primer registro los agentes no detectaron la droga, la insistencia del can, decidieron trasladar el vehículo al cuartel de Maó, donde se desmontaron algunas de sus piezas y se localizaron ocho envoltorios en la parte alta del salpicadero, justo sobre el volante.
Los análisis de la sustancia determinaron que los ocho bultos, de 2,6 kilogramos de peso, contenían cocaína con una riqueza del 19,7 por ciento, que habría alcanzado un valor de venta en el mercado de 69.719 euros.