Su experiencia como estudiante de Erasmus en Southampton, en el sur de Inglaterra, le dejó buen sabor de boca y, por ello, David Márquez Piris (Maó, 1980) decidió regresar a la capital británica una vez finalizados sus estudios de Administración y Gestión de Empresas en la Universidad de Barcelona. Durante esta segunda etapa de cuatro años en el Reino Unido conoció a Helen, su prometida, y juntos emprendieron una vida en común. La pareja decidió volver a Barcelona, donde el menorquín realizó un máster ejecutivo en Dirección Financiera mientras trabajaba en el Departamento de Riesgos de Crédito del Banco Santander. Buscando mejores oportunidades profesionales, David y Helen decidieron regresar a Londres a finales de 2010. Actualmente, el joven mahonés trabaja como analista de riesgos de crédito corporativos en el banco alemán Commerzbank.
Vivió en Barcelona durante cinco años ¿Le gustaba la gran ciudad?
Me trasladé a Barcelona para estudiar Administración y Dirección de Empresas y recuerdo que el cambio de vida me encantó. Me gusta mucho la Ciudad Condal por la amplia diversidad de cosas para hacer, por el constante ajetreo y porque puedes desde ir a playas bonitas durante el verano hasta ir a esquiar a Andorra durante el invierno. Supongo que la gran diferencia entre la gran ciudad y Menorca es la posibilidad de coger el coche o un tren e irte por ahí, esa sensación de no tener límites…
No obstante, siempre compaginó los estudios con algún trabajo...
Sí. Mientras estudiaba en el instituto Cap de Llevant ya ayudaba a mi padre pintando casas y chalets durante los veranos. También trabajé de camarero en algunos restaurantes, de marinero, en una empresa de alquiler de coches, colocando bolsas antiorugas en los pinares de Menorca e incluso en El Caserío. ¡Y eso que odio el queso! Todos estos trabajos me permitían pagar mis gastos familiares y seguir la humilde filosofía familiar: "si se quiere algo, habrá que ganárselo".
¿Continuó trabajando en Barcelona?
Sí. Vivir fuera de casas supone más gastos y también tuve que trabajar. Recuerdo que a las pocas semanas de llegar cogí un trabajo como repartidor en un Telepizza. Iba con un ciclomotor y la gran mayoría de pizzas llegaban frías a sus destinos porque no conocía ninguna calle de Barcelona. Durante aquellos años trabajé como camarero en discotecas y bares, como recepcionista en un hotel de Las Ramblas y en varias sucursales de entidades bancarias. También realicé unas prácticas empresariales en el departamento de Análisis de Riesgos Financieros de Bankinter, un episodio de mi vida que acabó teniendo una gran influencia en mi futuro profesional.
¿En qué sentido?
Hasta aquel momento mi experiencia en banca se limitada a la parte comercial pero estar en los servicios centrales de un banco me pareció muy interesante ya que tiene relación con el análisis, la estrategia y la investigación. El departamento en el cual hice las prácticas se encargaba de analizar la viabilidad de proyectos en los que Bankinter estaba invitado a invertir.
Antes de finalizar sus estudios universitarios tuvo su primera experiencia en el extranjero...
Sí. Estuve durante seis meses en Southampton, en el sur de Inglaterra, gracias al programa Erasmus. Fue una experiencia impresionante y que recomiendo a todos los universitarios. Conoces gente de todas las partes de mundo y te das cuenta de que muchos aspectos de la vida no son como siempre has creído que eran. Estar con gente de otros continentes, culturas, religiones o razas te enriquece muchísimo como persona y eso es una lección que no se aprende en los libros.
Aquella estancia en Inglaterra le llevó más tarde a Londres..
Sí. Cuando acabé la carrera decidí irme al extranjero. Tenía muy claro que el inglés era imprescindible en el mundo de las finanzas y quería perfeccionar el idioma. Mi primera intención era probar suerte en Australia o Estados Unidos pero, como no contaba con muchos recursos, opté finalmente por Londres. Allí tenía amigos que me ayudaron mucho durante los inicios. Una de ellas, Jenny Manota, me acogió en su casa así que mi primer trabajo fue el de niñera de sus dos hijas, aunque también ayudaba a su marido Aaron trabajando como carpintero. La verdad es que me ayudaron mucho a adaptarme e iniciar una nueva vida en Londres.
¿Durante cuánto tiempo vivió en la capital británica?
Cuatro años. Estuve como camarero en varios restaurantes hasta que conseguí un trabajo en el Banco Sabadell, ubicado en los alrededores de la céntrica plaza londinense Trafalgar Square. Durante aquella época conocí a mi prometida, Helen. Nos conocimos en un autobús, tal y como suena. Ella es nacida en Londres aunque es de madre chipriota.
¿Donde se instalaron al dejar Londres?
En Barcelona de nuevo. Quise dar un salto cualitativo en mi vida laboral y encontré un trabajo en el Departamento de Riesgos de Crédito del Banco Santander. De todas manera, primero participé en un programa de formación a nivel estatal en Madrid.
Posteriormente me trasladaron a los Servicios Centrales de Cataluña en Barcelona, en el World Trade Centre. Helen se mudó a Barcelona conmigo y trabajó como profesora en una Escuela Británica de Sarrià. Con el objetivo de dar otro pasito en mi carrera profesional, estudié un master ejecutivo en Dirección Financiera. Compaginar mi trabajo en el Santander con el master me supuso un gran esfuerzo pero siempre tuve el incondicional apoyo de mis compañeros, familiares y especialmente el de Helen, quien tuvo una gran paciencia y aguantó mis malos humores.
Tras tres años en Barcelona decidieron regresar a Inglaterra...
Sí. Cuando Helen y yo vinimos a España, ella sacrificó su vida profesional para que yo tuviera la oportunidad desarrollarme profesionalmente. Tras vivir tres años en Barcelona optamos por mudarnos a Londres, donde tanto Helen como yo podíamos encontrar oportunidades más competitivas y con mejores proyecciones que en España. Después de varios meses de entrevistas, los dos conseguimos trabajo: Helen en un colegio del norte de Inglaterra como jefa de estudios y yo como analista de riesgos de créditos corporativos en el banco alemán Commerzbank (el segundo más grande después de Deutsche Bank), que está ubicado en el centro del barrio financiero, mas conocido como la City.
¿Cuál es su función?
Mi función se basa en el estudio de propuestas de crédito solicitadas por las empresas que tutelo en mi portafolio y llevar a cabo el seguimiento del riesgo ya concedido.
Simplificando, cuando una empresa necesita dinero para llevar a cabo un proyecto o para financiar su negocio, lo pide al banco y el Departamento de Riesgos Crédito estudia la salud financiera de la empresa en cuestión y del sector al que pertenece y aplicando las políticas del banco se decide los términos para conceder el crédito. La verdad es que estoy muy contento con mi puesto actual, ya que tutelo una cartera de las top-20 empresas del mercado español tales como Telefónica, Ferrovial, ACS, NH Hoteles, Meliá entre otras.
Por todo ello tengo que mantener reuniones de forma regular con los directores financieros de estas empresas lo que me da la oportunidad de viajar a Madrid y Barcelona cada dos por tres. Para mi es una suerte poder viajar a España regularmente ya que me puedo "quitar el mono" de algunas cosas que echo de menos como el tapeo, las cañitas y los amigos.
¿En que zona de la capital británica viven?
Vivimos en un barrio llamado Crouch End que está en el norte de Londres. Hemos alquilado una tradicional casita londinense con jardín donde hacemos barbacoas con los amiguetes cada vez que el tiempo nos lo permite. Es una zona muy bonita en la que hay muchos parques como Alexandra Park, Priory Park o Highgate Park… Hay también una High Street, que sería la versión inglesa del Carrer Nou, donde mayoría de las tiendas, pubs y restaurantes son independientes, es decir, no hay ni McDonalds, ni centros comerciales, ni grandes cadenas, lo que le da al barrio un carácter propio y especial.
Además, desde la puerta de mi casa hasta el trabajo tardo solo unos 40 minutos, lo que es un chollo en Londres.
Parece que se encuentra a gusto...
Sí. Hay una infinidad de cosas que hacer en esta ciudad. Dicen que si te aburres en Londres quiere decir que estás aburrido de la vida. También me encanta la gran diversidad cultural que existe, en Londres da igual del país que vengas, la religión que practiques, tu orientación sexual o el color de tu piel. Es impresionante y de admirar el respeto que existe por aquí. Es como una ley social no escrita pero que todos aplican. También me encanta la cultura del pub inglés y la cerveza inglesa. Por el contrario no me gusta lo lleno que está el transporte público en hora punta. En el tren vamos apretujados como sardinas en lata.
¿Tiene previsto quedarse en Londres a largo plazo?
En principio, sí. A día de hoy estamos buscando una casa para comprar en Londres. Helen y yo nos prometimos este verano. Fuimos de viaje a Turquía y el día de su cumpleaños alquilamos un barquito para visitar algunas playas y calas. Cuando estábamos en medio del mar apagué el motor y le pregunté si quería casarse conmigo. Su respuesta fue: "¡Lo sabía! ¡Sabía que me lo ibas a preguntar hoy! Imaginaos la cara que se me quedó...
Por tanto, queda descartada la opción de volver a Menorca...
De momento no volveremos. En primer lugar, porque no encontraríamos trabajo de lo nuestro y también porque tanto a Helen como a mí nos gusta el estilo de vida de la gran ciudad. Hoy por hoy veo muy difícil lo de volver a vivir en Menorca aunque nunca puedes decir de esta agua no beberé. De momento, suelo viajar a la Isla en verano, en Navidad y Semana Santa. ¡Para que mis padres no me deshereden! También cuando hay grandes acontecimientos como bodas o cumpleaños. Sin embargo, es cierto que me gustaría poder visitar Menorca más a menudo.
¿Añora la Isla?
Sí, echo de menos a mi familia y amigos, el verano y lo cerca que está todo, lo que te permite hacer muchas cosas en una sola tarde. ¡Eso en Londres es imposible!
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