El buque "Cornide de Saavedra" del Instituto Español de Oceanografía se encuentra estos días en aguas menorquinas para rastrear y evaluar el estado de los ecosistemas marinos y sus poblaciones.
Un equipo de veinte investigadores y técnicos de varios centros oceanográficos, entre ellos, la estación de investigación Jaume Ferrer de La Mola (y una tripulación de 27 personas) se embarcaron el pasado 29 de mayo a bordo del "Cornide de Saavedra", el primer buque oceanográfico moderno con capacidad oceánica con que contó España, para realizar la tercera y última etapa de la campaña de investigación MEDITS dirigida a estimar la abundancia y estructura poblacional de las especies, en este caso, en las aguas de Balears.
La investigadora del Centro Oceanográfico de Balears, Beatriz Guijarro, explicaba ayer minutos antes de zarpar en busca de nuevos muestreos y después de un día de atraque a puerto, que la campaña se centra especialmente en las especies demersales, es decir, aquellas comunidades de peces que viven cerca del fondo del mar y, entre ellas, las bentónicas, o sea, las que se hallan sobre el lecho marino.
Los muestreos -en Menorca se realizarán en torno a una veintena del medio centenar previsto para Balears y a unas profundidades que oscilan entre los 50 y los 800 metros-, se desarrollan en las zonas de especial interés para la flota pesquera y, en concreto, en aquellas zonas donde se utiliza la técnica de arrastre. Es por este motivo que el equipo de investigadores ha tomado muestras de las principales especies explotadas como el salmonete, la merluza, la cigala y la gamba. Y Son Bou, Fornells, Maó y Ses Fontanelles han sido algunas de las zonas de trabajo del equipo. Guijarro explica que antes de regresar a Mallorca faenarán en la bocana del puerto y en el Canal para analizar el impacto de la pesca en las comunidades de la merluza y completar las estaciones previstas en Menorca.
Además, los muestreos se realizan con el arte de arrastre experimental como principal herramienta del programa, además de utilizar el patín epibentónico para tomar muestras del fondo con un arrastre de un máximo de tres minutos. Guijarro anuncia que esta técnica ya ha sido utilizada en zonas mallorquinas y en el Canal pero nunca antes en la Isla. De ahí la novedad del arte.
Simultáneamente a este trabajo, el equipo de técnicos ha estrenado un vehículo de observación remota para grabar imágenes de vídeo y fotografías de los distintos tipos de fondo de la plataforma costera además de utilizar otro robot, propiedad de la estación Jaume Ferrer. Guijarro es cauta a la hora de esgrimir las primeras conclusiones de esta campaña puesto que considera que de momento el trabajo se ha centrado en la toma de muestras. No obstante, apunta que la sobreexplotación del fondo del mar es claramente existente. A pesar de ello, el esfuerzo pesquero menorquín es menor al registrado en Mallorca cuando éste es además inferior al peninsular.
Asimismo, Beatriz Guijarro recuerda que durante la campaña desarrollada en aguas menorquinas se toparon con una curiosidad. Y es que se hicieron con una raya de grandes dimensiones, que aunque para los isleños es habitual, para estos investigadores corrobora que en Balears hay mucha más diversidad y abundancia de tiburones y rayas que en el resto de la Península.