Irene tiene seis años. Su madre ayer le pidió que le ayudara a pintar una gran pancarta que rezaba "No quiero que me roben el futuro". Mientras cogía una pintura Irene entendió qué estaba coloreando. Y es que su madre le explicó que por la tarde iban a levantar bien alto ese cartel porque "su futuro está en peligro, los recortes en educación, sanidad y empleo le afectarán directamente", indicaba. Y así lo hicieron.
Irene se unió ayer a una convocatoria multitudinaria de pleno rechazo a los ajustes del Gobierno central como la subida del IVA, la bajada de la prestación del paro o la eliminación de la paga extra de los funcionarios, entre otros.
La movilización fue masiva. La Policía Local calculó que se concentraron entre 3.000 y 3.500 personas mientras que para los sindicatos la cifra oscilaba entre las 5.000 y las 6.000 personas. Una infinita serpiente avanzaba a ritmo de gritos y silbidos por las calles de Maó llenándolas de mensajes tales como "Perseguimos a los ladrones en la calle y resulta que los tenemos en casa" o "Rajoynocho, cuando miente crece la prima".
La convocatoria, organizada bajo el lema "Quieren arruinar el país", contó con la presencia de dirigentes de partidos políticos como el caso de los socialistas Marc Pons, Vicenç Tur, Joan Marquès o Joana Barceló, la consellera nacionalista Maite Salord junto con la exconsellera Antònia Allès y Ramon Orfila. También participaron los responsables de Esquerra Unida como Juan Miguel Gomila, Antoni Carrillos y Àgueda Tur, así como representantes del partido animalista Pacma, entre otros.
Participaron multitud de colectivos sindicales como el de auxiliares de enfermería o el Sindicato Unificado de Policía (SUP) además de un nutrido grupo de policías locales. Una de las manifestantes del Cuerpo Nacional de Policía, Marta, denunciaba los constantes recortes que se están aplicando al funcionariado. "Llevamos perdidos 3.500 euros anuales por funcionario". Con ello anunciaba que "trabajaremos solo por lo que nos pagan, dejaremos de hacer sanciones administrativas y aunque actuemos ante un requerimiento ciudadano, no vamos a hacerlo por iniciativa propia".
La marcha discurrió por la calle José Anselmo Clavé, Albert Camus, Cós de Gràcia y Sant Jordi donde la pitada aumento de potencia ante la sede del PP con gritos de "Manos arriba esto es un atraco". La movilización acabó en la Plaça Miranda, que se convirtió en un grito de unidad contra los recortes.
Los dirigentes sindicales pidieron la dimisión del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, además de la del diputado menorquín, Juan Carlos Grau, por sus aplausos a los recortes. Servando Pereira, en representación de UGT, exigió que "dejen de aplicar su fanfarronería y dureza a los más débiles" y que "actúen sobre los ricos y que se persiga el fraude fiscal y la corrupción". Al son de una famosa frase, pidió al presidente "Váyase señor Rajoy, váyase".
Por su parte, el responsable del STEI-i, Francesc Cardona, gritó que "esto no es una crisis, es una estafa, un engaño, un incumplimiento del programa electoral y un desmantelamiento del Estado del bienestar".
Finalmente, el secretario general de Comisiones Obreras, Ramon Carreras, recordó que el miércoles, 18 de julio, de hace 76 años, tuvo lugar un alzamiento nacional y "ahora se ha hecho un golpe de estado contra los derechos de los trabajadores".
Tildó de genocidio la política contra los trabajadores y advirtió al director insular de la Administración General del Estado, Antoni Juaneda, que "cada vez que nos ataquen saldremos a la calle".