El pianista y organista mexicano Víctor Manuel Morales es graduado de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, donde actualmente realiza un postgrado en interpretación del órgano. Sus principales maestros han sido Guadalupe Parrondo (piano) y Gustavo Delgado Parra (órgano).
En su carrera musical ha participado en numerosos eventos, como la clausura del II Festival de Música de Guanajuato Ecos y Sonido" y el XVIII Festival Internacional del Órgano Barroco. Para el presente mes de octubre tiene previsto actuar en Barcelona, Tarragona y París.
Víctor Manuel ofrecerá tres conciertos en Menorca. En la Catedral de Ciutadella hoy a las 20.45 horas, en Santa María de Maó mañana lunes a las 13 horas y en la iglesia de Sant Martí de Es Mercadal el martes a las 20 horas, ofreciendo un interesante repertorio
¿Qué significa para usted el órgano?
Antes que intérprete y músico soy un ferviente melómano, recuerdo cuando escuchaba la música organística, en particular la de Bach, me llevaba a un estado de éxtasis; soñaba con poder algún día tocarla. No obstante, hice primero una carrera pianística; pero desde que tengo el enorme privilegio de abordar el órgano y todo lo que su monumentalidad representa, puedo decir simplemente que es un sueño hecho realidad.
¿Además de tocar, interpretar, también usted compone?
Cuando comencé a imbuirme en el mundo de la música la inquietud me llevó a escribir mis propias creaciones, incluso antes de haber adquirido los rudimentos para tocar, suponía entonces que componer era mi principal motivación pues en mi catálogo entonces ya había sonatas, preludios, canciones y toda clase de invenciones. Pero con el paso del tiempo fui inclinándome hacia la interpretación sin siquiera darme cuenta. Ahora simplemente he perdido la práctica de la composición, no obstante mantengo una peculiar pasión por la transcripción.
Estamos acostumbrados al órgano en la interpretación de música clásica. ¿Es adecuado el órgano también para música moderna?
El órgano es uno de los modelos instrumentales más antiguos que se conocen, prácticamente ha abarcado todas las épocas y se ha producido música para él de manera ininterrumpida hasta nuestros días. Esto también ha favorecido un constante enriquecimiento y desarrollo, derivados de las necesidades que los mismos compositores e intérpretes demandan. En la actualidad se escribe música de gran manufactura y en este sentido apunta la propuesta musical para estos conciertos que tengo el privilegio de ofrecer.
¿Cómo surge la iniciativa de venir a dar unos conciertos en Menorca?
Fue una muy afortunada casualidad, pues de inicio vengo a presentar mi primera producción discográfica titulada "From the edge of time" y una publicación de Clivis de la transcripción para flauta y piano que hiciera de la primera sonata para violín y piano del compositor catalán Lluís Benejam. Una cosa llevó a otra y me pusieron en contacto con el organista Tomé Olives quien muy amablemente accedió a la propuesta de organizar varios conciertos en Menorca, aprovechando la enorme riqueza y diversidad de sus instrumentos.
¿Qué repertorio va a ofrecer a los menorquines en sus conciertos?
Música de Pachelbel y Buxtehude y en el medio el "Homenaje a Guillaume de Machaut", obra de reciente manufactura de mi maestro y amigo, el compositor mexicano Gustavo Delgado Parra.
¿Qué diferencia o contraste hay entre el barroco alemán y el México contemporáneo?
En un principio podría parecer que un contraste enorme, sin embargo, el "Homenaje a Guillaume de Machaut" de Gustavo Delgado, un especialista en la interpretación de música antigua, está escrita al tenor de las usanzas que en el título se infiere, en una línea más cercana al minimalismo y con una escritura de carácter polifónico notable. Darle un sitio intermedio entre Pachelbel y Buxtehude me ha parecido muy interesante y espero que al público que nos acompañe, también.
¿Cómo cree que se valora actualmente la música clásica?
Creo que la música ofrece innumerables posibilidades en todas sus manifestaciones, géneros, etcétera. Para todas hay cabida y público, cuanto mayor sea la gama de músicas que se escuchen más heterogéneos serán los públicos y de la misma manera, más convergentes. No creo que la música clásica deba ser elitista; ciertamente puede valerse de medios más complejos que otras, pero la finalidad es la misma: comunicar, emocionar. No se trata tampoco de querer entenderla, sino tan solo de disfrutarla. Es como la vida misma, hay que darse la oportunidad de dejarse sorprender.