¿Siente curiosidad por saber qué dice la frase final esta página? Si le preocupa su incierto futuro laboral, quizás saber descifrar esta frase puede ser la primera puerta abierta hacia la oportunidad.
Y es que aprender chino está dejando de ser una simple moda para convertirse en la herramienta del futuro, en un medio para lograr mejores oportunidades de trabajo y hacer negocios. En un marco económico como el actual los ciudadanos se están dando cuenta de que dominar el mandarín se ha convertido en toda una necesidad. Y Menorca no es ajena a esta realidad.
Así lo han demostrado los quince matriculados al curso de chino que se imparte en INJOVE, la primera iniciativa que se lleva a cabo en la Isla y cuyos éxitos están empezando a asomarse. El Institut de la Joventut a Menorca se está planteando poner en marcha un nuevo curso, además de haber programado otro taller en Ciutadella.
"Para algunos es un hobby, una manera de conocer la parte mágica y misteriosa de la cultura oriental, pero para otros responde a una inquietud personal por avanzar en oportunidades laborales". Así lo afirma el profesor de este curso, Cristóbal López Sales, un mahonés de 32 años quien vio en el gigante asiático una gran oportunidad. Es graduado en Fisioterapia por la Universidad de Medicina China de Taiwán, donde residió durante cinco años. Antes de coger el fardo en busca de su ilusión estudió acupuntura en la Escuela de Acupuntura, Naturoterapía y Terapias Manuales (CENAC) de Barcelona.
Su estancia en Taiwán no solo le proporcionó una titulación sino que regresó a la Isla con una maleta cargada de riqueza cultural, facilidad idiomática y, sobre todo, una gran inquietud por esparcir estos conocimientos a la sociedad.
"Es otro mundo, nosotros no sabemos nada de la cultura, la música, las tradiciones o la filmografía china, por ejemplo, mientras que ellos conocen todo lo occidental además de contar con una rica producción propia", señala López.
El primer curso de chino arrancó el pasado 25 de enero y finaliza en mayo. Sus años de estudio y aprendizaje le sirven, señala, para ayudar a los alumnos a superar los obstáculos en sus inicios. El gran objetivo de Cristóbal López es que los inscritos entiendan y hablen chino, incluso puedan mantener una conversación y sepan leer un texto. A pesar de las complicaciones del idioma, este amante de la cultura oriental señala que con constancia "se puede aprender como cualquier otro idioma".
Pronto, primera potencia
China se convertirá muy pronto en la primera potencia mundial. Una cuarta parte de lo que se fabrica en el mundo se desarrolla en China. Es claramente un coloso emergente. De ahí el interés por abrir mercado hacia este gigante asiático. "Muchísimas empresas están buscando a gente que conozca la lengua y la cultura para poder entrar en el país y ampliar sus posibilidades empresariales", apunta el joven mahonés.
No obstante, es claro al apuntar que a China se la conoce como el "país de los contactos" puesto que para hacer negocio lo primero es establecer una buena relación y comprender su forma de vida. Resalta que hace unos años este gigante oriental era conocido por su producción de baja calidad.
"Producían mucho, de poca calidad y barato", indica López quien añade que "esta situación ha cambiado, invierten en I+D y en educación e ir a comprar un producto en China no es para nada sinónimo de baja calidad". Además, es un gran productor de tecnología.
Respecto al idioma, Cristóbal López señala que "no tiene nada que ver con el castellano y es este aspecto que lo hace complicado". Se trata de una lengua tonal, es decir, que "según el tono que le des a una palabra significará una cosa u otra". Además considera que junto a la pronunciación, la escritura es otro handicap a superar para los españoles. No utilizan un abecedario sino unos caracteres con un origen que se remonta a los pictogramas. Sin duda, el espejo de la cultura que los creó.
"Aprenden entre 3.500 y 4.000 caracteres que luego se unen y se forman nuevas palabras", asegura López.
Para el profesor del curso, ser partícipe de esta apertura hacia una nueva dimensión para los menorquines le halaga y satisface.
De ahí que para animar al lector a que escriba su futuro en mandarín le obsequie con una frase y un buen mensaje: estudiar chino es muy divertido.