¿Cómo ha evolucionado el negocio de las pescaderías desde que usted comenzó a trabajar en él?
Lo que ocurre ahora es que la gente se ha acostumbrado más a comprar en los supermercados y grandes superficies. Pero siempre hay personas a las que les gusta venir a mercados como éste a comprar, hay mucha gente de toda la vida que lo aprecia. Pero la realidad es que actualmente viene muy poca gente joven, y a mi juicio tendrían que acostumbrarse a consumir más pescado de la Isla, que es de lo que vivimos todos… Es una cadena. Y además, comer pescado es sano.
¿Todo el pescado que venden es de aquí?
Prácticamente todo es de la Isla, apostamos por el producto autóctono. De fuera llega muy poco, solo algunas especies como el salmón o la sardina, por ejemplo.
¿Qué tipo de pescados se vende ahora más?
Actualmente vendemos mucho pescado de sopa; a la gente le gusta mucho ahora el caramel… los salmonetes, marisco, la gamba, sepia, calamar, raya… Un poco de todo.
¿Y se nota en Cuaresma el aumento de la venta de pescado?
La verdad es que sí.
¿La gente busca ahora pescados mas baratos?
Sí. Hubo una temporada en la que se vendía un poco más de todo, pero ahora se tiende a comprar productos más económicos.
Y como el resto de comerciantes, ¿ustedes también incrementan el volumen de ventas durante la temporada turística?
La verdad es que los turistas compran poco pescado; la gente de la Península, como madrileños y catalanes, un poco más. Eso sí, muchos vienen a hacerse la foto en el mercado.
¿Son los horarios una de las partes más duras de este negocio?
Un poquito, pero cada profesión tiene lo suyo. Este es un trabajo muy agradecido si te gusta lo que haces, y a mí me gusta. Abrimos cada mañana a las 6.30 horas. Lo que sí hemos notado en los últimos tiempos es que ha descendido el número de puestos de venta en el mercado. La verdad es que los gastos que afrontamos son bastante grandes.
¿Y qué se hace con el pescado que sobra?
Normalmente, cuando llega el sábado ya lo hemos vendido todo.