A lo largo del año pasado se produjo "un descenso notable" de residentes británicos en Menorca. Lo reconoció ayer la cónsul británica en la Isla, Deborah Hellyer, tras la reunión mantenida con el director insular de la Administración General del Estado, Javier López Cerón. Aunque no pudo concretar la cifra exacta de salidas, Hellyer advirtió que el goteo había sido constante en los últimos meses y que, efectivamente, era consecuencia directa de la dura crisis económica que padece España.
"Muchas familias jóvenes con hijos en edad escolar han decidido volver a Reino Unido porque su trabajo en el sector turístico, que ahora apenas abarca cinco meses, ya no les da para vivir todo el año", comentó a modo explicativo. Una tendencia que se puede corroborar también en las aulas donde, según la información facilitada por el Consulado, "se ha producido un descenso acusado de alumnos británicos".
Se da también el caso de personas mayores que han visto cómo su capacidad adquisitiva disminuía al tiempo que se incrementaba el coste de la vida. "La mayoría de los británicos que residen en Menorca tienen pensiones medias, o incluso bajas, por lo que han notado sobremanera la subida de determinados gastos domésticos como el recibo de la luz y el Impuesto de Bienes Inmuebles". A ello hay que sumar, además, un cambio de moneda no muy favorable.
El resultado de la suma de todas estas circunstancias es el retorno de un grupo numeroso de británicos a su país de origen, algunos de ellos después de vivir más de dos décadas e, incluso, tres en Menorca. "Se han dado situaciones muy tristes de gente que tenía y sentía que su casa estaba aquí, que pensaba que ya no volvería a Reino Unido y que se ha visto obligada a volver, incluso sin haber podido vender su propiedad", ejemplificó.
Con todo Deborah Hellyer matizó ayer que los datos oficiales, que cifran entre 6.000 y 7.000 los residentes británicos en la Isla, no evidencian este descenso. Ello se debe, según apuntó la cónsul, al número creciente de empadronamientos registrado en los últimos tiempos. Un repunte que tendría su explicación, una vez más, en el complicado contexto económico actual. Y es que ahora, al igual que ocurre con el resto de la población menorquina, muchas familias británicas se ven abocadas a dirigirse a los servicios públicos.
Hellyer puso el acento, por otra parte, en la reducción de enlaces aéreos entre Menorca y Reino Unido, que han pasado en los últimos años de tres a uno semanal, y las repercusiones que esta carencia está teniendo en la economía menorquina. "Hay muchos británicos que tienen su segunda residencia en la Isla, una parte importante de ellos con un poder adquisitivo elevado, y ahora les resulta realmente complicado llegar hasta aquí", señaló. "Ahora nos faltan estos visitantes que antes apoyaban la economía local, que venían de viernes a martes para pasar un fin de semana de ocio o que, por el contrario, llegaban el martes y se marchaban el viernes para hacer trámites u otras gestiones administrativas o empresariales", prosiguió la diplomática.
El cónsul honorario de Alemania en Menorca, Mathias Roters, presente también ayer en la reunión mantenida con el director insular Javier López-Cerón, admitió también que en los últimos meses se ha detectado un descenso de ciudadanos alemanes, si bien no supo cifrarlo. "Alemania es un país libre, la gente va y viene libremente y es difícil saber cuántos han dejado Menorca, pero sí que es cierto que ha habido gente que lo ha hecho por problemas económicos".
Preguntado por el interés que ha suscitado entre la población menorquina el llamamiento hecho desde Alemania para captar profesionales de diferentes sectores económicos, Roters aseguró que éste ha sido "muy elevado". A modo de ejemplo, el representante consular de Alemania anotó el aumento de matrículas registrado en cursos de alemán. "Ahora no dispongo de los números pero podría decir sin miedo a equivocarme que se ha multiplicado por tres e, incluso, por cuatro", afirmó.