Juan José Negreira Parets (Palma, 1957) es un investigador especializado en la historia militar contemporánea de Balears, que ha publicado varios estudios sobre la materia, tales como "Voluntarios baleares en la División Azul 1941-1944" (1991) y "Mallorquines, menorquines y pitiusos en la guerra de Cuba 1895-1898" (1998).
La obra que presentará esta tarde, "Menorca 1936. Violencia, represión y muerte", pretende dar "voz a los muertos", una mirada a las víctimas de ambas partes de un momento muy crudo en nuestra historia. El autor analiza qué pasó en Menorca cuando se produjo la sublevación de julio de 1936 y la posterior represión que se ejerció. Ha sido un ejercicio titánico de investigación, de recopilación de documentación dispersa y su clasificación.
La lista de agradecimientos hacia aquellas personas que le han ayudado es muy larga, y precisamente en la presentación estarán presentes dos de estas personas: Francisco Fornals y Marc de Benito (nieto de víctima).
Como siempre, a todos aquellos que el tema les interese, están invitados a la presentación de esta obra, esta tarde a las 20 horas, en la Biblioteca Rubió Tudurí.
Viene a nuestra Isla a presentar "Menorca 1936. Violencia, represión y muerte". ¿Cómo ha enfocado dicho estudio?
Al tener la ocasión de poder trabajar directamente sobre las causas incoadas contra los protagonistas, tanto de un bando como del otro, me planteé que fueran ellos mismos, a través de sus declaraciones en dichos procesos, los que fueran dando su versión de aquellos hechos. Me he limitado en este primer trabajo a ofrecer aquellos sucesos ocurridos entre el intento de sublevación, 19 de julio de 1936, y los linchamientos del 18 y 19 de noviembre de ese mismo año. Es decir, que he trabajado básicamente la represión llevada a cabo bajo control republicano. El libro está dividido en tres partes: la primera abarca todo el intento de sublevación, cuartel por cuartel, con los hechos más destacados y que aporta mucha información inédita; la segunda contiene los crímenes más relevantes como el de Els Freus, La Mola, la punta de S'Esperó, el asesinato de los "de Cabrera" y los hechos del "Atlante"; la tercera parte contiene unos apéndices que aportan mucha información sobre aquel periodo: el primero, unas memorias inéditas que considero muy interesantes por la información que contienen; el segundo, tercero y cuarto son las fichas de una selección importante de protagonistas. No he tratado ni mucho menos de cerrar el tema, eso creo que no es posible, sino de aportar una información que considero relevante para futuros trabajos.
¿Cuáles son sus conclusiones tras escribir este texto?
En cuanto a la historiografía de la Guerra civil en Menorca, que todavía queda mucho camino por delante. La documentación que por fin empieza a aflorar es determinante a la hora de revisar muchas de las tesis hasta ahora expuestas. Y no hablamos de unos legajos más o menos, sino de archivos completos, que por fin ven la luz. El intento de sublevación y su neutralización está todavía muy mitificado, ni los jefes y oficiales eran todos sublevados, ni los suboficiales actuaron de forma tan determinante para detenerla. Los crímenes más notorios ni fueron tan improvisados, ni ejecutados por "unos pocos incontrolados", más bien hubo todo un entramado de terror que se adueñó de la Isla durante unos meses, con el agravante de que una vez controlada, estos hechos no fueron investigados ni castigados sus culpables. La llegada de las tropas vencedoras, en febrero de 1939, vino a agravar este fraccionamiento social con una represión brutal y desmedida, produciendo más violencia, represión y muerte a la Isla. Por todo esto puedo afirmar que para mí ha representado una auténtica bajada a los infiernos del alma humana.
Dice usted que "por primera vez los muertos dan su versión". ¿A qué se refiere?
Es una forma más literaria que historiográfica de definirlo. En realidad, lo que pretendo decir es que, tras setenta y siete años de silencio, por fin salen a la luz los testimonios de sus protagonistas, llevados a cabo en sus propios interrogatorios para sus respectivos procesos. Declaraciones que hay que situar en su contexto. Es decir, que son realizadas en un marco de miedo y de una prevención en extremo de las propias palabras. En muchos casos éstas fueron sus últimas declaraciones, pues al poco serían asesinados o fusilados, que para el caso es lo mismo.
Su libro se sitúa, básicamente, en Maó e indica que Ciutadella tiene sus propias particularidades. ¿Cuáles son?
Sería largo de explicar aquí, pero para dar unas breves pinceladas recordar que al iniciarse la sublevación, Ciutadella fue el único punto donde militares, con armas en la mano, se opusieron a la misma, siendo posteriormente asesinado su jefe el capitán Gil Alós por el propio Marqués. El hecho de que en Maó se concentrara la mayoría de militares, hizo que fueran más numerosos y "escandalosos" los crímenes cometidos por otros militares, mientras que la represión en Ciutadella tuvo una autoría más civil. Y la oportunista (que no oportuna) "girada de Ciutadella", interesante tema de un futuro estudio.
Ha realizado diferentes estudios sobre la Guerra Civil. Bajo su punto de vista, y con la perspectiva de estudio histórico que tiene, ¿España ha curado sus heridas?
Rotundamente no. Y como ejemplo el caso de Menorca. Fue un capítulo muy mal cerrado. Para unos, efectivamente, hubo calles y placas y, para otros, la represión y el silencio. ¿Pero de verdad alguien cree que esas placas compensan el sufrimiento y la muerte de los seres queridos? Al mismo tiempo ¿por qué negar a otros el derecho a recuperar por fin a sus parientes y darles un fin digno? Lo que quiero decir es que seguimos viendo la Guerra Civil bajo el prisma ideológico y no el meramente historiográfico, e incluso el humano. Es una herida mal curada que aún hoy día sigue produciendo dolor.